domingo, 1 de enero de 2006

Si existen las despedidas para siempre.

Necesito en estos momentos un hombre que sea capaz de explicarme los actos de otros hombres. Y no es porque crea que todos son iguales, pero ¿por qué repiten patrones?

Son dos mujeres, dos hombres y dos contextos diferentes. Yo me enamore de él, a estas alturas solo es él, no importa su nombre. Creyó en algún momento que había encontrado a la única mujer que era capaz de entenderlo y complementarlo. Algo así como su alma gemela.

A pesar de ello no decidió quedarse conmigo. Vivía a la sombra de otra mujer, de otro nombre, de su novia. Tontamente arriesgué mis sentimientos por una aventura. Y ahí me tenían, fiel e incondicional, viviendo bajo sus reglas y bajo sus ganas.

Al final, como era obvio, salí perdiendo. Un día entre desgracias y malos momentos todo eso desapareció. Luche contra mi voluntad, luche contra el amor que sentía y sufrí. Cuando estaba dispuesta a comenzar otra vez, regresa de nuevo pidiendo perdón y solicitando mi amistad. La oportunidad se la di y de nuevo todo lo echo a perder.

Cansada de perder decidí alzar la voz y decir ¡Basta, al diablo contigo y al diablo con esto! Sin embargo regresó, siempre regresa. De nuevo quiere arreglar las cosas, seguir con la camaderia, pero sigue sin cumplir sus promesas.

Y esto le pasa a ella y me pasa a mí. Las dos ya no creemos en las promesas de esos hombres, les hemos perdido la confianza, estamos empezando de nuevo, a curar heridas a cuadrar saldos. Pero ellos, siguen con las otras y a pesar de eso no nos quieren perder. Sus discursos son casi los mismos, sus razones iguales. Ellos no se conocen, nosotras si.

Y la pregunta que me ronda es ¿Si fueron ellos quienes decidieron no incluirnos en sus vidas, hacernos daño con sus acciones o la omisión de algunas acciones, por qué no pueden entender que no nos interesa nada mas? ¿Por qué no se hacen a la idea que podemos vivir sin sus presencias? ¿Por qué volver una y otra vez?

Por ultimo digo, quien ama y valora a sus semejantes no les hace daño. El amor no debe de costarnos caro. Y si alguna vez encontraron en nosotras a esas mujeres maravillosas, ¿por qué nos dejaron ir y ahora no nos quieren peder?

Atento a aviso a todos esos machos, hay relaciones que se acaban para siempre y ningún impulso de remordimiento y de melancolía puede curar el dañó que se provocó. Y es igualmente egoísta no permitir que las victimas dejen atrás sus cadenas solo por saciar un egocentrismo desmedido. Ni con palabras bonitas y nuevas oportunidades las huellas se borraran y harán que tambaleen en su decisión por defenderse y ser felices. Es difícil saberlo, pero existen personas que viven mejor sin ustedes, respétenlo.

Y perdonen ustedes, pero nadie sabe lo que tiene hasta que lo ve perdido; sabio dicho popular.

Por ultimo, A LA CHINGADA CABRONES!!!

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