martes, 16 de marzo de 2010

Las 7 cosas que odio de madrugada.

Llega un punto, que quizás sea por hormonas, hartazgo, o nada más porque tienes gastritis que te dan unas ganas de ser irreverente, o mentar madres, tirar mierda o cagar hostías. Cómo sea. Hay una corriente psicológica estadounidense de los 70 que muchos músicos seguían, entre ellos John Lennon y otros, que decía que era necesario gritarle a los miedos o a las cosas que nos atormentan. Según Lalo Vargas de RMX, fue por eso que de Lennon nacieron canciones como Working Class Hero y etc. Y le creo a ese cabrón, primero porque habla bien bonito, y dos, porque uno puede creer que sabe mucho. Para mí uno de los mejores conductores de esa estación. En fin. Regreso al tema.

El caso es que hoy quiero escribir, porque no puedo gritar considerando la hora, las cosas que más odio de los últimos meses.

1. Odio tener que vivir para olvidar. ¿Sí? ¿Cuál es el jodido caso entonces de vivir? Es desgastante pelear contra mi memoria, contra los "momentos ideales" que ya no existen y ni existiran. ¿Por qué las cosas y los lugares no pueden simplemente estar vacías? Porque cada vez que las evoco tengo que olvidarlas. Ya estoy harta de tener que olvidar, en ese caso, creo que no queda otra que no vivir o golpearme la cabeza tan fuerte que quede en blanco. Pero no tiene caso.. volvería a vivir y sé que también tendría muchas cosas que olvidar.

2. Otra cosa odiable es esperar a que pase el tiempo. Mi meta es coleccionar miles de días, millones de días de una fecha a otra. Me alegra que pasen pero me choca que sea tan lento. Maldito tiempo, porque no sé quema... se consume.. se pasa rápido. Porque hay que entender "qué si el tiempo lo cura todo", entonces yo lo único que estoy esperando a que las decisiones de diario me pongan en otra posición completamente diferente a la que estoy ahora. Odio mi posición.

3. Ya no quiero sentir que soy como un adicta superando un vicio. Ni tener que repetir "Dios dame fuerza para aceptar lo que no puedo cambiar, y cambiar lo que si puedo". Me cansé de sentirme como una estúpida adicta, en proceso de rehabilitación.

4. Creo que otra cosa de la que prescindiría es de "tratar de enamorarme de pendejos" y "dejar de enamorarme de pendejos". Los primeros, tipos con lo que no siento nada, no me motivan ni física ni intelectualmente, pero siempre tomo el reto de salir con ellos porque quizás deba "de hacer las cosas diferentes a cómo las hago antes". Eso no funciona conmigo. Yo siento o no siento. Es o no es desde el principio, nada de darle una oportunidad a nadie, si los primeros cinco minutos no los pasa ¿para qué perder mi tiempo y luego sentirme como la más bruja de las mujeres rompiendo corazones? Y lo segundo. Estoy harta de los cobardes, de los que no saben qué es lo que quieren, de los que no dicen qué quieren o qué piensan, de los que no tienen la menor idea de como expresar sus sentimientos, de los malditos enfermos que creen que la enferma soy yo. Es otra cosa, estoy harta de tener que cargar con las culpas de los pendejos, y con sus manías. Carajo. Suficientemente tengo con las mías para soportar las de ellos.

5. Y sobre los otros que no entran en esa categoría me encantaría que entendieran que tengo mi espacio. Qué es díficil que cambie, que torne sus expectativas. Es irónico, tengo "habitos" que para ciertos hombres son intolerables, y esos mismos hombres cren que están enamorados de mí. Entonces ahí viene el maldito conflicto, esperan que sea quien no quiero ser, y de una manera que no me interesa ser. Si ven "cosas en mí", son sus expectativas, no las mías. Me gusta ser cómo soy, con todos mis matices. Cómo explicar que no soy de nadie, y que no voy a ser de ellos.

6. Estoy harta de que crean que soy "vulnerable". Claro que no lo soy. Soy más inteligente que todos esos "pendejos" juntos. Les miento, los embrollo, los manipulo, la situación la controlo yo. No soy vulnerable, soy peligrosa. Creo que ya no me da miedo que lo sepan, al contrario, ya que lo saben, creo que se pondra más interesante el asunto ¿cómo se van a defender de mí? Me van a mandar al carajo, no saben hacer otra cosa. Pues los mando yo primero.

7. Por poco se me olvida decir qué estoy cansandome de no sentir. Eso de ser frígida sentimentalmente, aunque no creo que sea esto, creo que más bien que estoy estancanda sentimentalmente. Ya no soy capaz de producir nuevas emociones, sino más bien ciclo las existentes. Y ya chale cholo chilango con eso. Necesito renovar, volver empezar en el amor y terminar en el odio. Pasando por todos sus matices. Ya es hora.


Creo que son todas las cosas que estoy harta el día de hoy. Me siento mejor por haberlas escrito. Pero si, al diablo. La decisión está tomada.. quiero vaciar esa maleta, es mi tiempo de andar por los aires, no quiero lastres que cargar.
Tengo carácter, lo que me choca es que no sé porque se me olvida.

domingo, 14 de marzo de 2010

FUCK, I LOVE MUSIC!!!

Amor a primera vista... ¿Existe? Yo le llamo amor a primera vista a una descarga química de serotonina, endorfinas, otra cosa más y tiene que ver con una parte del cerebro llamada hipotalamo. Y me encanta sentirlo.

¿Cada cuándo se enamoran por primera vista? Yo casi siempre. Siento mariposas en el estómago, nervios y una euforia repentina.

¿Es malo para el corazón? Yo creo que es malo para mis oídos. Cada vez que encuentro una banda nueva favorita siento igual como si me enamorara otra vez. Y cada vez que disfruto un disco, es como si tuviera varios orgasmos al mismo tiempo. ¿Estoy exagerando? Soy melómana, desde el hecho de serlo creo que ya soy una exagerada ¿no? Pero eso me hace feliz. Music Makes Me Happy.

Las bandas del día de hoy: Alondra Bentley, Grizzly Bears, The Moorning Bender, The SoftPack, The Smiths.... y el enamoramiento a primera vista del día de hoy: The Asteroids Galaxy Tour.

Banda danesa, y gracias al destino otra cosa bailable a mi playlist. Estoy cansada, así que dejare que saquen sus propias conclusiones.

FUCK... I LOVE MUSIC!


sábado, 13 de marzo de 2010

De vez en cuando, sola.

De vez en cuando me gusta vagar por la ciudad sin prisa y sin destino, con los ojos puestos en la ventana o a pie intercambiando ceras para descubrir casas viejas o rumbos nuevos. Me gusta ir con música en los oídos y las manos escondidas en las bolsas del pantalón. Casi siempre es Morrissey el que pasea conmigo, desde hace no mucho nació mi amor por el inglés, quizás se deba a que ya tenga cumplí los 26.

De vez en cuando me vas a encontrar en el parque leyendo recargada en el mismo árbol de siempre bajo los furiosos rayos de sol hasta que la piel se me torne enrojecida. Lo hago porque dicen que los baños de sol producen serotoninas y a veces ando tan escasa de eso que prefiero recargar cuando se puede. Otras veces quizás me encuentres acostada bocarriba sobre una banca, todo el tiempo escuchando folk y despeinada por el viento fresco que pasa por encima de mí. Me gusta el juego de luces que se hace con la sombra de las hojas, el viento y los rayos del sol. Es como si viera la sombra de un lago sobre mí.

De vez en cuando es posible que me topes en un café, aunque siempre pida cerveza. Me gusta sentarme en el rincón donde paso desapercibida pero puedo seguir todo el movimiento. Aunque la mayor parte de las veces tenga los ojos en la lectura o este como abstracta trazando garabatos en mi libreta. Las ideas se hacen letras.

De vez en cuando me escapo al cine y es un alivio no ir con nadie más, porque no importa si llego tarde, si lloro con la película, y si al otro le gustó la selección. Casi siempre voy a la misma sala y debo de confesar que únicamente por los filmes, ya que los asientos son incómodos y es un martirio estar más de una hora con las rodillas dobladas. Sin embargo admito que las historias siempre valen la pena.

De vez en cuando, sobretodo en mis cumpleaños y los años nuevos, me toca ir a comer al restaurante italiano. Dos copas de vino, un vaso de agua, son mis únicos acompañantes. Lo terrible del asunto es pararse al baño porque me toca dejar la mesa sola, eso me causa más angustia que las miradas de los otros cuando ven las demás silla vacías.

De vez en cuando, es más común cuando estoy harta, tomó el primer autobús y me pierdo en rumbos desconocidos. A veces me da miedo no tener ganas de volver, pero es igual siempre regreso. Me gusta el anonimato de un lugar ajeno, me gusta sentir qué otra vez estoy en un lugar nuevo. Prefiero viajar de noche, sentarme junto a la ventana y no compartir el asiento de al lado.

Y así paso muchos días felices de mi vida: De vez en cuando, sola.

miércoles, 10 de marzo de 2010

Rara historia de amor sin título


Parte 1.


Ella entra rápidamente en la habitación, cuidando su respiración y de puntillas. La pieza está a oscuras por lo que tiene miedo de tropezar con algún mueble y causar un escándalo, no le conviene ser descubierta. Se talla los ojos, trata de acostumbrarlos a la oscuridad. Alcanza a reconocer una ventana al fondo por donde se cuela la densa luz anaranjada de la ciudad, se vuelve a tallar los ojos y se guía por la luz mortecina de una lámpara sobre un escritorio lleno de libros y piletas de papel.

Quiere toser. La habitación concentra un olor amargo, aún pulula el humo de un cigarro que se consume en un cenicero con infinidad de colillas. ¿Cuántas abra ahí? Ariadna hace un cálculo rápido apresurada por los nervios y cuenta unos cincuenta. Reacciona inmediatamente cuando escucha la voz de su vecino en la habitación de junto. Parece que habla por teléfono, eso le da tiempo para esconderse o salir del apartamento.

Camina hacia el centro de la habitación. Hasta le duele el corazón de lo rápido que late. Bomp, bump, bomp, bump. Si no fuera por la música a bajo volumen que sale de un radio viejo situado en alguna parte de la habitación estaría segura que sus latidos se podrían escuchar hasta la esquina de la calle. Agudiza el oído, su vecino sigue con la llamada telefónica lo que aún le da tiempo y trata de reconocer la música. Batería, saxofón, piano: es jazz.

Camina hacia el escritorio, al acercarse reconoce una luz blanca, es una computadora. Avanza más rápido y mueve ligeramente el ratón. Hay varias páginas abiertas, lee los títulos rápidamente: periódico en línea, revista cultural y de filosofía. Sesiones abiertas en google, gmail, y facebook. ¡Bingo!, piensa Ariadna, el facebook en línea. Da click sobre la página y busca su nombre: Alfonso Durante, 15 de diciembre de 1979, soltero y 240 amigos. Ariadna hace cuentas rápidamente, trata de calcular sin mucho éxito la edad, nunca ha sido buena para las cuentas y menos cuando está nerviosa. Le salta el corazón cuando emerge un aviso de color amarillo en la barra del monitor y suena el aviso de conversación del Messenger –Sara dice…- ¿Quién demonios es Sara?, piensa. Está a punto de abrir la conversación cuando mide velozmente en las consecuencias. Si abre la ventana la alerta amarilla dejara de parpadear y él se dará cuenta de que hay un intruso en su departamento.

Alfonso se acerca a la habitación, la conversación telefónica comienza ser más clara para ella. Mira alrededor desesperada buscando un lugar donde esconderse, no hay tiempo, él llegó a la habitación. El único lugar para esconderse es debajo del escritorio. Ariadna se tapa la nariz y la boca con las manos, para no evidenciarse con su respiración. Sus pies están cerca de ella, trata de moverse lentamente para estar lejos de ellos por si al tipo le da por estirarlos. No soportaría la vergüenza de ser descubierta ¿qué podría decir? Ni siquiera tenía un motivo justificable para presentar ante él. Estaba ahí por lo que ella llamaba “La maldición” que cargaba consigo desde que era una niña.

¿Qué le iba a decir a Alfonso? –Disculpa vecino la intrusión, no sé cómo explicarte sin que suene descabellado la razón por la que estoy debajo de tu escritorio escondida. Tendríamos que charlar por un rato ¿tienes unos minutos? No te asustes no es nada del otro mundo, lo que pasa es que tengo una maldición. Si como lo oyes, una maldición, pero no es contagiosa. Fíjate que cuando era niña vivía en una ciudad muy rara, en un edificio donde vivía gente muy rara. Y mi mamá y yo nunca salíamos de ese cuchitril tan feo y mi único contacto con el mundo exterior era ir y venir por el pasillo en mi triciclo. No sé si es por la naturaleza femenina o porque me viene de personalidad, pero desde niña he sido muy curiosa. Al final de mi lúgubre piso había un departamento que era el más extraño de todos. La señora de ese edificio colgaba todo tipo de figurillas raras, sus cortinas eran negras y el departamento despedía un olor a rancio. Yo siempre pensé que era una bruja. Cuando pasaba al lado mío me enseñaba los dientes y me gruñía. Quizás me odiaba porque yo era una niña bonita y siempre andaba limpiecita, bueno eso creía yo. Cada vez que me acercaba a su casa me espantaba con gritos y ademanes, la primera vez me hizo llorar, para las otras veces me acostumbre. Aún siendo niña decidí que esa vieja bruja no me iba a ganar y mi curiosidad ansiosa siempre me empujaba hacia su departamento. Total, no tenía nada más que hacer. Un día sin más la puerta esta entreabierta y vi bajar a la vieja bruja. Salí al pasillo y pedaleé lo más rápido posible y montada en mi triciclo cruce la puerta. No te voy a contar lo que vi, eso lo dejare para después, pero la vieja bruja me descubrió. Me gritó y en automático tomó unas máscaras horrendas con las que empezó con las que empezó a hacer toda clase de movimientos sin dejar de lanzarme injurias. Yo salí aterrada de ese lugar. No volví a salir al pasillo en un mes. Creo que mis padres me vieron tan triste que creyeron que estaba enferma y nos devolvimos a México. Después de salir de mi shock emocional, la curiosidad usual que tenía aumento el doble, y más con los extraños conocidos. Te preguntaras qué es un extraño conocido, ah pues, es una persona que me presta la mínima atención y no nota mi existencia a pesar de frecuentarme casi a diario. ¡Exacto vecino, cómo tú! Llevamos un año de vecinos y jamás me miras ni me saludas. Hace meses te detuve la puerta del edificio para que pudieras pasar y me dejaste con el de nada en la boca. Por más que trato de acercarme o hablarte siempre parece que vas como ido, y el día de hoy no pude más. Creo que estoy enamorada de ti en secreto, pero una no se puede enamorar así nomás así de una persona que ni siquiera conoce. Y me siento mal porque tengo novio, pero no lo quiero más de lo que te quiero a ti, por eso decidí venir a tu departamento a encararte y darme cuenta de una vez por todas que quizás no eres lo que imagino. Porque ya sabes cómo somos las mujeres, desde chiquitas imitamos a nuestras mamás y tías a tener amores platónicos solo porque cantan bonito o salen en las novelas. Y por eso estoy aquí. Por la curiosidad que siento por ti, y porque creo que te amo. Disculpa la intromisión, ya me voy, por favor no llames a la policía. Por cierto me llamo Ariadna y vivo en el 12, en el piso de abajo.-


Mientras Ariadna maquilaba toda la explicación en su cerebro un gato café y peludo se acerco a Alfonso. Se trepó a las piernas de Alfonso y este comenzó a acariciarlo. El gato pronto se movió y busco los pies de su dueño. Ariadna casi suelta un grito cuando vio al gato mirándola de frente. –Lo bueno es que no es un perro, pensó.- Pero tuvo miedo de que el gato enfurecido se le echara encima.

Alfonso seguía tecleando. Seguía el compás de la música con el pie izquierdo y de vez en cuando silbaba, soltaba aire, o se reía en silencio. El gato se quedó varios minutos observando a Ariadna y ella no le quitaba la mirada de encima. Lo miraba fijamente con el anhelo de poder tener una comunicación telepática, apretando el ceño le mandaba mensajes diciéndole –Lindo gatito por favor no vayas a hacer ruido. Si me ayudas con esto te consigo un costal lleno de ratones, pero bueno, si eres fino te prometo cajas de whiskas, pero por favor controla tus impulsos salvajes-

La plática poco usual de Ariadna con el gato de su vecino se vio interrumpida cuando la voz de Morrissey irrumpió cantando desde el celular de Alfonso “Take me out tonight, where there´s music, there´s people, and there´s young and alive…”. Alfonso, Ariadna y el gato saltaron al unísono del susto. Él corrió rápidamente a alcanzar el teléfono, ella volvió a taparse la boca para controlar sus nervios y el gato comenzó a maullarle y acercarse a Ariadna.

Alfonso salió corriendo del departamento. Ariadna decidió volver a entablar comunicación telepática con el gato para salvaguardarse algunos minutos más y estar segura que su vecino no volvería. Pasaron cinco minutos y salió. Era la oportunidad para irse a su departamento y lamentarse por la mala experiencia. Corrió hacia la puerta, hacia su libertad. El cerrojo estaba echado y no tenía llaves para salir. No importaba cuanto repitiera –no es cierto-, la situación estaba ante ella, el remordimiento la perseguía y la angustia le daba por burlarse de ella. Busco las llaves por todo el departamento, encontró algunas pero jamás pudo abrir ese cerrojo.

Rendida regresó al estudio y decidió pasar la noche bajo el escritorio. Ya vendrá el día y con ello la consecuencias. Esta noche Ariadna no dormirá en su casa, y por primera vez faltará a una cita con su novio, desaparecerá por una noche, pero en el fondo dormirá tranquila, al menos está en el departamento de Alfonso. Mañana será otro día.

martes, 9 de marzo de 2010

Yo soy fan..

En un blog de música me topé con una rubia muy guapa que adornaba la caratula de un disco. No conocía quién era, y tampoco nada de su música. Como en ese tiempo bajaba todo, descargue el disco. Cuando comencé a escucharlo tuve mis dudas. El primer repaso mando a mi cerebro una señal –Paulette no te gusta, es demasiado… no sé cómo decirlo… pero no te gusta-. No borre el disco y de vez en cuando lo seguía poniendo.

Un día, “la distancia adecuada” embonó perfecto con una situación personal, casi como la historia que relata la canción, y desde ese momento comencé a ponerle más atención a ese disco. Días después no podía dejar de escucharlo, y siempre lo ponía, como lo dije antes- cuando llegaba ebria a mi casa. Creo que mis vecinos odiaron ese disco y me odiaron a mí.

Me harte de “Tu Labio Superior” y empecé a buscar otras cosas de ella. Creo que hice química con la música de la Rosevigne porque tiene letras para féminas con una paleta intensa de diferentes emociones. Sobre todo las del romance, las que nacen desamor y las del sexo. Quien me conoce entiende perfectamente porque me identifiqué mucho con ella, no hay que ser genios. Siempre he dicho que probablemente yo me muera por tres cosas: por enfisema pulmonar, cirrosis o un hombre. Mi destino fatal está dictado, y moriré como una verdadera romántica digna de novela televisiva.

Lejos de las emociones, su propuesta melódica para mí también es interesante. A veces trata de alegrar las canciones con toques pop, otras veces las oscurece con trip-hop, y otras veces las prende con guitarras eléctricas bastante chillantes. Christina siempre canta como murmurando, no es de notas altas, es de secretos que se cuentan al oído.

De pocos artistas tengo la discografía completa: Foreing Land, Froozen Pool, Continetal 62 y Tu Labio Superior; son sus discos como solista. Los primeros concebidos en la aventura americana, y el último marca su regreso a España. Para más información de eso, checar la web, pulula en la web.



Pero bueno, yo lo único que quería decir en este post es que soy su fan. Bueno eso ya quedo claro, espero. Pero también quería decir que encontré la canción que la Christina escribió para mí… aparte de la de Expensive Shoes, Quién Me Querrá, La Distancia Adecuada, Negro Cinturón, King Size Bed, etc. Se llama “Anoche… El puñal y la mentira”.

Hicieron un video medio chusco, muy girly, a pesar de los dos gorilas de atrás que más o menos le echan ganas. Creo que ya estoy muy grande para imitar, pero igual un día de estos me pongo tan flaca como la Rosenvigne y me tiño de rubia.

En fin… regresó el blog.




Siento que digas que no te quise bien,
cuentas mis faltas, llevas más de cien.
Yo que sabía que tenía un rehén,
las cosas que te daba las mirabas con desdén.

Cuando vuelvo a casa intento recordar
qué era lo que anoche tenía que olvidar.
Fui yo la apuñalada o yo clavé el puñal,
ya es mañana qué más da.

Ahora me paso las noches por ahí
y sé que hay alguien que también me busca a mí.
Difícil encontrarlo con tanto reptil,
yo busco en cada esquina, en cada cuchitril.

Cuando vuelvo a casa intento recordar
qué era lo que anoche tenía que olvidar.
Fui yo la apuñalada o yo clavé el puñal,
ya es mañana qué más da.

Mira mis ojos, dime lo que ves,
veo una penita más grande que un ciempiés,
yo quiero aplastarla con la punta de este pie.

Cuando vuelvo a casa intento recordar
qué era lo que anoche tenía que olvidar.
Fui yo la apuñalada o yo clavé el puñal,
ya es mañana qué más da.

Cuando vuelvo a casa intento recordar
qué era lo que anoche tenía que olvidar.
Fui yo la apuñalada o yo clavé el puñal,
ya es mañana qué más da,
ya es mañana qué más da,
ya es mañana qué más da.

sábado, 6 de marzo de 2010

viernes, 5 de marzo de 2010

Tonight lets dance..

She was wearing her favorite dress
She was waving a blue handkerchief
She was laughing aloud in the corner of the room
But she was dancing alone

So I walked up to her, grabbed her arms to show the world
Tonight we'll dance like we're in love

Elefant.