viernes, 30 de junio de 2006

Desde el mundo del SAFE MODE

Estoy rejodidamente enferma!!! Como nunca me pego la gripa justamente en tiempos de trabajo, me he tomado esta tarde, para bien o para mal creo que lo importante es estar al cien el Domingo.

Carajo, que se siente feo tener temperatura, dolor de cabeza y todavia tener paciencia y sonreir... shales... todo sea por la nacion. jajajajaja

No voy a decir mas, simplemente no puedo, estoy nublada. Adios.

PD por cierto tmb la Kosit@ esta enferma.. tiene virus... shales.

martes, 20 de junio de 2006

Es un crimen desbesarse

A propósito de tanto beso me acorde de Braceli y la composición que hizo con poemas de Juan Gelman, creo que esas líneas me conquistaron y no esta de más compartirlas.

Bienaventurados, Juan, los terribles, porque últimamente se besa y no se besa, se besa tanto y tan poco, se besa meramente, sin arrojo, sin coraje, de la boca para afuera. Y es un crimen desbesarse.

Grande Juan Gelman!!

domingo, 18 de junio de 2006

Destino

A veces uno pierde la Fe pero el Destino se encarga de volver a invitarte a la jugada. Solo un par de miradas, muchas sonrisas, demasiado coqueteo y de nuevo tienes unas noches donde se te acaban los labios de tanto besar, aunque solo sea por un rato, la esperanza vuelve aparecer.

miércoles, 14 de junio de 2006

Mensaje para un tal AJAR

De manera guarra y directa

Te lo digo en Mexicano, Vete a la chingada!!
Te lo repito en Argentino, Vete a la Concha de tu madre!!
Te lo reafirmo en Chileno, Vete a la Chucha!!

lunes, 12 de junio de 2006

El paso de Tecuala.

La fiesta del día anterior terminó a las seis de la mañana del siguiente día. Con más voluntad que ganas me levanté a las once de la mañana para ver el partido de la Selección Mexicana vs. Irak, es casi un deber civil apoyarlos y los dos goles al menos me despertaron.

Cerca de la casa de mi amiga existe el paraíso perdido para los desvelados “El paso de Tecuala”, centro botanero estilo nayarita. Llegamos y desde la esquina ya se olía la cocina. Entramos y por lo general uno no se encuentra con caras bonitas o rostros amables, sin embargo se promociona como un lugar familiar.

Nos sentamos y enseguida nos trajeron una cubeta llena de cervezas Pacifico bien frías y el primer plato de camarones en agua chile, que no son mas que camarones crudos curtidos en jugo de limón, con pepinos en cuadritos y chile verde. Probé la gloria! Mientras nos tomamos las cervezas seguían desfilando las botanas; totopos, pescado zarandeado, pescado frito, más camarones en agua chile y más pescado frito.

La estancia fue amena, comiendo, platicando y escuchando música. Programamos la rockola para tocar discos poco conocidos en ese lugar y mientras nadaba en alcohol, fumaba y cantaba a todo pulmón “matador” supe que el Paso de Tecuala es una extensión del cielo aquí en la tierra.

sábado, 10 de junio de 2006

El mundo está en movimiento y yo estoy online.

A los 22 apenas me estoy dando cuenta que tengo una ligera fobia al claustro, estoy capacitada para soportar la rutina pero necesito escapes de vez en cuando. No soporto los lugares cerrados, sin luz y sin aire así como también, hacer lo mismo todos los días.

Puras justificaciones para crear de nuevo un post porque aun que lo crean la mas ferviente lectora de mi blog soy yo y eso de ver el mismo por un periodo considerable de días también me enferma.

La tecnología y las circunstancias de la vida de me han cambiado. Hace un año me enfermaba también hablar de mí y contar mis problemas, era demasiado hermética a veces y prefería escuchar a los demás por lo que las reseñas de vida siempre terminaban en lugares comunes “estoy bien, todo igual, gracias”.

Increíblemente solo basto arriesgar el todo por el nada para atiborrar con mi usada y vieja historia a los demás, contarla era volver a revivirla, servia para justificar mis actos y de una manera u otra exculparme en mi propia autocompasión. Claro, siempre he escrito y era como un hobbie anotar mis piensos de cada situación en las libretas escolares que tiempo después encontraba y me entretenía leyéndolos, a veces volvía a sufrir y otras me moría de la risa; pero nunca los mostraba.

Cambié las libretas por la notebook y las hojas por los post. Ahora en público es como voy guardando la radiografía de mi vida. Cada post corresponde a una emoción y pensamiento de determinada situación que termina por trasmutarse con el paso del tiempo.

Estoy haciendo que mi historia individual se vuelva colectiva con todos aquellos que de vez en cuando me leen y siempre termino por enterarme que nunca dejan comentarios, lo sé, a veces soy tan difícil de entender que solo vale leerme. Es cierto, mi protagonista ha crecido y con ello mi vulnerabilidad a los ojos de los demás.

Y esa es la parte que no me gusta porque sola me he enfrascado en la posibilidad de tener una etiqueta que me enclaustra y me provoca un ataque de fobia. No me he cansado de repetir la frase “Sartreana” que dice “somos más que la suma de nuestras acciones”, es cierto me he equivocado varias veces y sin embargo creo que lo puedo superar.

Queridas amigas sé que esa imagen casi inmaculada que tenían de mi ha mutado y parece que he dejado abierta la caja de pandora para que se manifiesten todos mis demonios y defectos, pero un día tenían que salir! Y por lo pronto me pronuncio antipática, antiestética y escéptica.

Me canse de seguir al deber ser y evitar el querer ser, quien sabe cuando me dure la rachita pero tengo la esperanza de volver a la “normalidad”. Un día de estos me dará por volver a encerrarme en mi mundo, evitarme problema y seguir al pie de la letra las disposiciones que las instituciones morales anteriormente se encargaron de formular para asegurar el camino feliz del humano en la tierra.

lunes, 5 de junio de 2006

El huequito

-This place looks like a London, it’s rains every day – Lo dije entre dientes y con pocos bríos, esa fue la primera frase. Odio los días lluviosos, el gris monótono que los pinta me ponen melancólica y el agua me complica la vida.

Sin embargo al levantarme en automático de la cama percibí un malestar ajeno al clima, por un momento pensé en estar enferma pero físicamente no percibí ningún dolor, me senté al filo de la cama y me calmé, volví a concentrarme para identificar el origen del malestar y de nuevo no lo encontré, solo pude encerrar aquella sensación en la siguiente frase –siento como un huequito-

Me aliste para empezar la rutina del día y concluí que ese huequito se debía a que la noche anterior no había cenado y quizás era hambre. Para aliviarlo me fui a desayunar a la calle -unos tacos de barbacoa son la solución a los agujeros en el estomago- pensé, comí y seguí mi camino. Estaba saciada pero el huequito seguía conmigo y recordé que podía ser gastritis, como cuando creí que me iba a dar un ataque al corazón y eran ácidos concentrados en mi caja toráxica, ante ese problema no me quedaba más que ir a la farmacia y comprar medicamento.

Dos horas después el mentado huequito no dejaba de dar lata, comenzaba a desesperarme porque no se debía a falta de sueño, hambre, ácidos gastrointestinales o estrés; detuve la lista de posibles razones cuando a través de la ventana del autobús mire a la tristeza reflejada en la cara de un niño que temblaba de frió y vendía tímidamente chicles y advertí la posibilidad de que pudiera ser tristeza o depresión, sino había una necesidad física que satisfacer quizás era del tipo emocional.

-Cualquier tristeza en compañía de los buenos amigos desaparece- me dije y tomé la decisión de seguir de largo el camino hasta llegar con los míos. Me esforcé por reírme de las anécdotas refritas, los motes por los cuales nos llamábamos y hasta me puse a contar chistes y fue imposible. Decidí arreglarlo con alcohol, si era una pena quizás así saldría tarde o temprano. Una, dos, tres, cuatro, cinco cubas y nada, no había lagrimas ni carcajadas, solo el mentado huequito que ahora sentía que se movía elípticamente.

Tome un baño, comí y dormí por un rato porque soñé con el huequito. Fue una pesadilla terrible porque el sentimiento se triplico y sentía que me invadía a tal grado de ahogarme y convulsionarme. Razone y decidí atiborrarme la mente con ideas, a lo mejor y preocuparme por otras cosas me haría sentir mejor. Abrí un libro, vi una película, me puse a hacer cuentas matemáticas, dibujar, escribir, recoger mi recamara, ordenar mis discos, lavar la ropa, leer el periódico y seguía inquieta, comencé a desesperarme y grite, me fui contra la pared hasta que me lastime los nudillos y ni aun así el huequito desapareció.

Mire el reloj y leí las cinco de la mañana, casi veinticuatro horas sumida en esta angustia, decidí darme por vencida y entregarme completa al huequito aunque me costara la locura, evadirlo no me había servido de mucho. Me levante del suelo y fui a buscar un cigarro.

Urge dentro de los cajones, de vez en cuando escondo uno para situaciones urgentes como esta. Encontré un huérfano entre mil papeles y lo prendí, al momento de regresar lo que saque se me cayó de las manos una fotografía. La levante enfadada pero al mirarla encontré la respuesta.

Los huecos suelen producirse cuando un objeto se cambia de lugar y deja esa sensación de vacío. Como cuando recorremos un sillón de lugar, queda un hueco. Tomamos un libro del estante, queda un hueco. Nos comemos una galleta del empaque, queda un hueco.

Y ese huequito que siento es porque me hace falta algo y en esa foto lo reconocí. Me hace falta él y debo de reconocerlo aunque no quiera. No se trata de extrañar sino de necesitar, logró acomodarse en mi vida y ahora que no está me quedo ese espacio donde solo cabe él.

Entonces el huequito y yo nos pusimos a charlar, lo tranquilice cuando comence a hablarle del pasado, a contarle nuestra historia. Ese huequito se que seguira creciendo pero estoy segura que aprendere a vivir con él.

domingo, 4 de junio de 2006

Encuentro con la Lola parte II.

Habían pasado ya varios meses desde la última vez que nos encontramos en aquella cantina arrabalera y volverla a ver era simplemente cubrir con la cuota del destino, aunque siempre tratamos de escondernos una de la otra, al final eso nos resulta imposible.

Me saltó el corazón al verla caminar tan segura de si misma, iba cuidando en cada reflejo los pequeños detalles que hacen a la gran vanidad, se acomodaba el cabello, revisaba el maquillaje y miraba su silueta, si bien no es dueña de un cuerpo escultural ella sabe que esa curva que se hace entre su cintura y su trasero, a veces roba miradas. En si, no era la mujer de hace meses, verla parecía estar presenciando un milagro, no quedaba ya nada ninguna seña de dolor que cargan aquellas mujeres que son abandonadas.

Comencé a seguirla automáticamente debido a la gran admiración que me provocó, mis ojos saltaban igual que el balanceo de su cuerpo, miré la fuerza con la que pisaba y escuché el eco ritmico de sus tacones, subí la miraba y me percate del candente movimiento de su cintura y ahí fue donde encontré la razón de su acelerado cambio, la Lola regresó a la batalla.

La admiración que sentí de momento se transformo poco a poco en angustia. La Lola, es una veterana de guerra, es adicta a caminar sobre el trapecio entre el si y el no, sin malla de protección y con los ojos cerrados. Conozco sus historias por eso me atrevo a decirlo, a pesar del exceso de brillo que en estos momentos se desprende de sus ojos, si se mira de cerca estos están secos, se quedaron sin lagrimas.

Si, ella ha sufrido mucho porque el amor la engaña, la lastima, la confunde; ninguna historia ha fraguado de la manera en que ella quisiera, en una relación estable con sentimientos infinitos. Todos los nombres que sus labios han pronunciado se quedan solo en un espejismo, pero viéndola ahora tan ilusionada con su nueva aventura, sé que nunca dejara de perseguir al amor aunque lo haga por caminos equivocados.

Aceleré mis pasos, cuando por fin la alcancé la tomé fuertemente del brazo y la detuve. Cuando vio mi cara se que pudo leer mi angustia, quiso zafarse pero no la deje. Me miraba con rabia pidiéndome que la dejara ir y entonces trate de asesinar sus ilusiones y sus bríos hablándole de ella, de su pasado, de sus fracasos. No se porque actué de esa manera, no logro adivinar si fue un impulso de protección o de envidia. Solo se que aguantó sin pegarme una bofetada porque mientras hablaba le enterraba las uñas en los brazos, yo deseaba que sintiera de nuevo el dolor de hace meses.
Me escucho callada y dejo que terminara, cuando logré calmarme se zafo, me tomó de los hombros y me habló directo a los ojos – No me pidas que aluda a la razón porque mis instintos son insaciables- me dijo. Se dio la media vuelta, se acomodo el cabello, checo su maquillaje, se ajusto la ropa y retomó su camino, con la misma fuerza y voluntad que hizo que yo me desvaneciera mezclándome con la atmósfera de aquel cielo, donde la luna y las estrellas esa noche se consumían intensamente.

sábado, 3 de junio de 2006

CON- versar.

Hay situaciones en la vida que son muy incomodas, como encontrarte con un conocido o viejo conocido y darse cuenta que la conversación no avanza de los lugares comunes; ¿Cómo estas? ¿Qué has hecho? ¿Qué dice la Familia? ¿Cómo estas de nuevo? Y hubieras deseado mejor no verlo jamás, porque de esa manera no forzarías la conversación.

Personalmente me chocan las conversaciones secas y sobrias. Me resulta repugnante que completen tus frases con otro tipo de lugares comunes que van desde “el que bueno, que chido, órale, que mala onda, pues si, no y si” y nunca salgan de ahí. Entiendo que hay veces en que la conversación simplemente no fluye y punto, pero hay personas que parece que no tienen cerebro o capacidades comunicativas porque nunca pasan de ahí, pero en fin.

Sin embargo hay otro tipo de personas que me resultan buenos conversadores. Aquellas pláticas que son como una aventura, porque siempre sabemos de donde vamos a partir pero nunca a donde vamos a llegar. Para una muy buena conversación se requiere que al menos entendamos la mayoría de códigos lingüísticos de nuestro interlocutor, exista cierto grado de simpatía por el otro, sepamos escuchar como también opinar y sobretodo que haya interés por conocer las ideas del otro.

La conversación es cuestión de química y no con todas las personas llega a suceder, pero es sorprendente cuando no te das cuenta de cómo pasa el tiempo porque te ríes, juegas, te pones pesado, criticas, reconcilias y defiendes tus argumentos. Eso me pasa con el “amigo cosa” (jajaja, bautizadísimo). La otra vez él hacia una lista de la cantidad de tópicos que me hemos tocado y el resultado fue el siguiente:

Filosofía
Democracia
Gael García
El rock
Su compañera odiosa
Los tipos a los que odio
Mis amigas
Los pendejos
Las comidas
Las fotos
La voz, nuestra voz
Los mapas erógenos
Tipos de depilación intima
etc etc etc

En el libro, “Más allá del Bien y el mal” de la autoría de Nieztsche aparece una frase muy pero muy precisa a pesar de que el tipo era un misógino, decía que más que fijarte en la belleza de la mujer con la que te vas a casar pusieras mas atención sobre si puedes sostener una buena conversación con ella. Para Nieztsche era más importante la capacidad de conversación antes del sexo y el amor.

Para con-versar se requiere de talento, el prefijo con da la idea de acompañamiento, versar, la idea de hacer versos… conversar. También es hacer una conversión de las ideas al lenguaje para comunicar, con la misma estructura que comulgar, y otra vez con el prefijo con, que sirve para conocernos y re-conocernos en el otro. Si se dan cuenta las propias palabras dan la pauta, para concluir que la conversación, capacidad propiamente humana, siempre es entre mínimo dos y sirve para saciar nuestra soledad existencial en cuanto nos ponemos en contacto con el otro a través del diálogo.

viernes, 2 de junio de 2006