He aprendido que vale más una salida digna, a tiempo. Que una derrota humillante.
Hay que hacerle caso a esas voces interiores que te advierten que esto ya no da más o que todo está apunto de mandarse al carajo.
Y no como los pesimistas sino más bien como los inteligentes, quiero decir adiós.
Adiós a los anhelos, adiós a los deseos, adiós a esa droga que sirvió para curarme ciertas heridas abiertas.
Ya nada espero... total, una experencia más a esto que se llama mi vida y que pocos muy pocos pueden enteder.
No hay comentarios:
Publicar un comentario