sábado, 1 de mayo de 2010

Sólo es una bailarina de ballet

Siente en sus pies la tensión tenebrosa de la cuerda. Está a punto de caer. Tensa la planta de sus pies vestidos con unas viejas zapatillas de ballet. Repasa rápidamente la lección del equilibrio. Repite: la fuerza en el estomago, la cabeza bien en alto, la mirada al horizonte, los brazos completamente alineados, los pasos comienzan con la punta del pie y terminan en el talón.

El vértigo le revuelve el estomago. Quiere llorar pero está vez se contiene, necesita la mente despejada de auto indulgencias. No tiene idea de la longitud de la cuerda pero tiene que seguir. La duda le lanza un desafío, o sigue adelante desafiando a la fuerza de gravedad o intenta una pirueta mortal para virar hacia el primer poste. Ya es imposible caminar hacia atrás, ya es imposible decidir no seguir.

Ella no es una equilibrista sólo es una bailarina, aunque sabe que si se detiene caerá al vacío igual que una moneda lanzada dentro de un pozo de la suerte.

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