miércoles, 1 de marzo de 2006

por que me gustan los de treinta?

Hay diferentes tipos de preguntas. Algunas inteligentes, otras obligadas, unas más ingenuas que otras. Pero hay preguntas que desarman, aquellas que nunca antes se nos había ocurrido formularlas y ni siquiera tener una respuesta en automático para librar el oso de no poder emitir un juicio sobre ellas.

Después de haber contando una anécdota sin trascendencia y solo para tener algo de que platicar, mi hermana con un tono serio me abordó y me dijo ¿Qué se siente fijarse en hombres de 30? Hago la aclaración que yo tengo 22 y ella 18. Me metió en embrollo y no tuve otra opción que responder, no sé que se siente.

Tal cuestión me dejo pensando y no puede evitar hacer una valoración sobre el asunto. Es verdad, últimamente me han llamado la atención hombres mucho muy mayores que yo, pero no creo que se circunstancial, sobre el hecho de que comienzo a probar la vida independiente y sumarme al equipo de trabajadores de este país.

Si nos remontamos al pasado puedo contar que cuando era niña me encantaba inmiscuirme en los “asuntos de grandes”. En las reuniones sociales trataba de encontrar un lugar en la mesa de los adultos y escuchar callada sus dirimentos sobre cualquier tema. Ponía mucha atención al grado que se puede decir que mis orejas se dilataban para oír mejor. Recuerdo que una vez una amiga me invitaba a levantarnos de la mesa y hacer cosas de adolescentes y yo me negaba porque no quería perderme de aquella discusión sobre Lenon y los Beatles.

Siempre trataba de actuar de una manera “mas madura” y de verdad que probé toda clase de suertes para serlo. A la distancia creo que era absurdo que tratara de entender y comerme el libro de Nieztche, El Super Hombre, y todavía fingir que tenia un juicio sobre ello.

A pesar de mi conciencia sobre el asunto, aquel momento no parece tan lejano. Si observo con cautela me puedo dar cuenta que estoy rodeada de personas mayores que yo, tengo dos ejemplos en concreto mi curso de ensayo y mi actual trabajo. En el primero soy la más chica, con menos experiencia en el oficio y con menor conocimiento sobre la literatura, los autores y las corrientes. Aun si, no se de donde saco el valor para dar mis puntos de vista y tratar de seguir el juego. En el trabajo, convivo mas con jóvenes pero el grupo de la mayoría está compuesta por personas con familia, casadas y con varios años de haber egresado de la carrera. Es por eso que siempre estoy callada ¿Qué puedo opinar sobre las relaciones en pareja, los hijos, el matrimonio si no tengo esas experiencias?

Escarbando hondo, creo que la figura modelo que siempre he querido seguir es la de ser una persona racional, madura, sobria y con sabiduría. Es por eso que siempre he tomado muy en cuenta seguir las reglas “de los grandes”; como tomar en serio el estudio, tratar de entender las restricciones, seguir a pie de la letra las reglas de la civilidad, tener conciencia cívica; cosas que a mi edad no quiere decir que no sean importantes si no mas bien que están en segundo plano.

Y a pesar de mi gusto por la estabilidad, no debo de negar disfruto mucho mi papel de rebelde, valemadres, inmadura, caprichosa; solo que me cuesta un poco de trabajo más que mis contemporáneos.

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