Carta a Javier

La primera frase seria, te extraño mucho. Vaya que introducción tan vieja, porque siempre fue condición añorarte porque siempre has estado lejos.

Ante mi contemplación escéptica fraguaba una tarea que me parecía una locura pero a la misma vez había algo en mi interior que me alentaba a que siguiera, a ya varios meses he adivinado que era esa provocación eras tu.

Es que a pesar de los protocolos, vi a una persona capaz de maravillarme, desde tu mal humor hasta tu falta de Fe, desde tus bromas sarcásticas hasta tus pláticas serias, desde tu indiferencia hasta tu exceso de atención. Detalles que hicieron que a través de una interfase fuera formándote con pedazos anecdóticos hasta conocer una parte de ti.

Para mí ya eres único y necesario. De nada me vale querer escapar como fantasma cuando no sé que fue, pero te desapareció a ti primero. Quise con vanos esfuerzos tratar de parchar todos los medios que me hablaran de ti o me hicieran recordarte, imposible! hasta ahora entiendo que los recuerdos no nacen del exterior, sino del interior, vives muy adentro de mí y es por eso que no puedo olvidarte.

Ya lo sé, la culpa es mía. Yo soy la que siempre echa todo a perder, la que no sabe controlar su corazón y no sabe a que impulso racional tiene que obedecer. La que sola creó este embrollo y nunca planeó una ruta de escape.

Y agonizo en un mar de ganas, de escuchar tu voz, de saber donde, como y con quien estas. De averiguar que piensas, que sientes. Aunque sienta esta ansiedad hay algo que me detiene, puede ser que respete tu libertad o simplemente tenga mucho miedo de encontrarme con tu negativa a querer incluirme de nuevo en tu vida.

Tengo la esperanza de que por este medio te enteres, aunque conociéndote, este post se empolvara, desaparecerá y no te darás por enterado. Lo admito, soy una cobarde, pero ya no podía mas, porque dime, de que vale sentir sino lo puedo compartir, aunque al final para todo y para ti, esto que vivo no sea mas que otra locura.