miércoles, 8 de marzo de 2006

Ideas Descabelladas

Los seres humanos tenemos una tendencia a “humanizar” la mayoría de los objetos que existen a nuestro alrededor, por eso es común ver a hembras caninas con moños rosas en las orejas, suponer que los extraterrestres tienen ojos, nariz y boca como nosotros y creer que Dios está hecho a imagen y semejanza que cualquier perenganito que se gane la vida decentemente.

Las ideas tan poco se han salvado de esta obsesiva actitud que tenemos de darle cualidades humanas a cualquier cosa que nos pase por enfrente. Una idea ontológicamente se define como una representación mental de un concepto ¿y dónde se encuentra la mente? en la cabeza. Por eso Schopenhauer metaforizó su creencia de la incapacidad intelectual de las mujeres haciendo una asociación con nuestra costumbre estética de llevar largas cabelleras y predicó “las mujeres son animales de cabello largo e ideas cortas”.

Siguiendo los parámetros Schopehaurianos sobre la clasificación de las ideas, podemos interpretar que las buenas son largas con cabello corto y las malas, son cortas con cabello largo.

Sin embargo un anónimo (sin tener la certeza sobre la anterioridad o posteridad del hecho en relación a la existencia del filósofo alemán), se aventuró a plantear una nueva categoría, el de las ideas lampiñas, es decir, las descabelladas.

Las ideas sin cabello son asociadas al sin sentido y al absurdo, por lo que es probable que sufran de una menor aceptación en comparación con las malas, debido a que a tradición epistemológica siempre ha apostado por la racionalidad y la objetividad, por lo que una mala idea es simplemente una solución incorrecta, pero no es imposible.

No obstante a las ideas descabelladas debemos de darles el beneficio de la duda y someterlas como a las demás, a la prueba y al error. Porque sin esa oportunidad Aristóteles no se hubiera percatado que la tierra es redonda, Colón no hubiera descubierto América y la humanidad nunca hubiera pisado la luna. Y esas ideas que al principio se consideraron absurdas, ahora son producto de la evolución humana.


Las ideas descabelladas se deben de apreciar al igual que un trébol de cuatro hojas, porque son impredecibles, momentáneas y quizás también, una muy buena idea.

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