jueves, 1 de marzo de 2007

Lo que antes era un lujo.

Recuerdo bien a las tías de mi mamá. Aquellas señoras que íbamos a visitar cuando mis padres no tenían una mejor idea de donde llevar a pasear a sus hijos el fin de semana. Recuerdo el olor agrio de la cocina y el parloteo del enjambre de moscas que se posaban donde les diera la gana, en la nariz, en los brazos, en las manos etc. También recuerdo de lo que siempre hablaban, no es que sea un genio, pero siempre trataban acerca del pasado. No me aburría escuchándolas porque al menos me contaban historias y era interesante imaginar como era mi mamá cuando era niña.

Parece ser que en cuanto ganaban más edad solían hablar más del pasado y menos del futuro, como también parece ser que entre más canas y más arrugas tenían, las invadía una nueva dosis de melancolía sobre el tiempo de antaño. Era como si el presente ya no fuera de ellas y los últimos años los vivieran con distancia; más cerca de lo que fue, más lejos de lo que en ese momento era. La visita era perfecta hasta en el momento que dejaban de voltear los ojos hacia al cielo y los posaban en nosotros los niños y con un tono recriminatorio hacían observaciones de lo que antes era un lujo y ahora nosotros los disfrutamos como alguna otra cosa de la vida cotidiana.

Los siguiente ejemplos son los que mejor recuerdo porque era los que pronunciaban con más saña: Antes era un lujo comer pan blanco con jamón, el famoso Sándwich, que en aquellos tiempos solo se servía en fiestas de cumpleaños y le daba estatus al festejado, ahora, es lo que se come cuando mi mamá no tiene ganas de cocinar. Antes era un lujo tener una televisión y hasta cobraban cinco centavos a los niños de la colonia para que entraran a ver los primeros programas cómicos que había, ahora, la televisión puede estar prendida todo el día y nadie verla. Antes era un lujo estrenar ropa los Días de Fiesta, ahora se estrena ropa cada cambio escolar.

Y así sucesivamente, recitaban interminables lujos tratando de hacernos sentir culpables de algo en lo que no teníamos injerencia. Así es el mundo, lo que ayer parecía un exceso ahora está al alcance de todos. El lujo ahora dura solo uno meses, una póliza de garantía, una temporada. El lujo en ascendencia ahora es una carrera agotadora, que creo que las tías no soportarían los cambios tan repentinos.

Pero tengo decidió un día ir a visitarlas al panteón, llevarles un ramo de flores, sentarme en la tumba y contarles que ahora es un lujo vivir en una casa grande y tener un pasillo lleno de macetas o una huerta en la parte de atrás. Que ahora es un lujo pasar tus vacaciones en un hotel sin aparatos electrónicos y sin luz. Que es un lujo comer tortillas hechas a mano, es lujo tener toda una tarde para sentarte a tejer o leer un libro. Es un lujo tener una casa en el campo.
¡Que irónico!

1 comentario:

  1. Hey Welcome back!! Que bueno que lo tenemos de nuevo por aca, espero le haya ido super en el festival de Autlan.

    Claro eso de la casa en el campo!! AAAhhhhh.. aire libre, poca gente, mucho tiempo, porque el tiempo se hace mas lento.

    Sigo siendo provinciana jajaja.. saludos y mucha suerte.

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