viernes, 30 de marzo de 2007

La tercera mujer.

Cuando me dicen que soy feminista reparo y corrijo, “no soy feminista soy femenina” ¿y qué carajos es eso? Pues nada más y menos que la Tercera Mujer, término acuñado por el filósofo francés Gilles Lipovetsky, quien sostiene que las féminas actuales luchamos por conseguir la igualdad pero sin olvidarnos de nuestras tradiciones femeninas, que son las que nos brindan identidad.

Lo pondré más claro de acuerdo a lo que entendí: la primera mujer es como la de la época de los griegos y romanos, donde éramos consideradas como seres viciosos y faltos de inteligencia. No hay que irnos tan lejos, el super hombre de Nietzsche tampoco nos quería tanto para decir que con las mujeres hay que traer el látigo y Schopenhauer hizo famosa la frase que dice, que solo tenemos la cabeza para usar el cabello largo. Todavía hay grupos sociales, entre ellos los indígenas Huicholes en México, que consideran a la mujer como un animal de trabajo.

La segunda mujer es la de los sesenta. Lucha contra el ideal de la belleza fabricado por los medios, proclama su revolución sexual y su autonomía. De ahí el nacimiento de lo que conocemos como las “Feministas”, las del discurso radical, que su objetivo es competir contra el macho y demostrar que son mejor que ellos. Hay una letra del intérprete Alejandro Santiago “Utopías” que creo que relata muy bien este tipo de mujer:


Ella me dice que me ama
Aunque no quiere que yo sea
El único hombre que duerma en su cama
Y yo me trago el inmenso dolor
De no ser exclusivo en su alma
(…)
Aunque seas feminista
Y te gusten las chicas
Nada va impedir que te pueda amar
Y hasta prometo aprender de memoria
El libro de Simone de Beauvoir.

Ahora aterrizamos en los noventa y en este tiempo para encontrarnos con la tercera mujer, que es la que rompe con el estereotipo ser inteligente o bonita. Todas quieren ser bellas y tener cerebro. No compite contra el hombre sino se declara solidaria con él, la belleza es tan importante como pronunciarse independiente. Busca en un principio la afectividad antes que el sexo, la estabilidad privada que el éxito público.

Para Gilles Lipovetsky se ha logrado desmitificar la virginidad pero no los valores tradicionales como los roles que le dan identidad a nuestra feminidad, por ejemplo ser madre y hacernos cargo de todo lo que implica, estar más cerca de los hijos que el esposo. La super mujer: trabajar, estudiar pero al mismo tiempo ser la mejor esposa, amiga, hija y madre.

El filósofo dice que nos hemos logrado desembarazarnos de los discursos radicales y que los roles en nuestra sociedad no se van a modificar en absoluto debido a que seguimos alimentando los cánones dictados que describía anteriormente. Sobre este punto se desata la polémica y no pienso ahondar en ello, porque reconozco que el autor fue capaz de describir en el ensayo una realidad que no se puede evadir.

Hace poco la madre de un amigo me contaba el consejo de su abuela “el hombre debe pararse satisfecho de dos lugares: de la mesa y de la cama”, y obvio lo tomé. Entonces, la tercera mujer es resultado de su entorno cultural y social, entonces yo soy una de ellas. Porque aunque parezca a veces demasiado despreocupada y me gusté competir con los hombres hasta ponerlos nerviosos, no dejo de lado los anhelos de la afectividad, los roles femeninos y la importancia trascendental de ser madre.

Y es aquí donde me entra una inquietante revelación, hablo por mi y por las mujeres que viven a mi alrededor, nos sentimos demasiado modernas tragándonos literatura barata como la autentica cabrona, que lo único que quiere es satisfacer su propia vanidad sobre los vestigios de de sus heridas provocadas por hombres superficiales y machistas.

Somos frees con remordimientos posteriores, hacemos campañas contra la bulimia y anorexia, cuando la mayor parte del tiempo estamos a dieta. Queremos trabajar y ganar dinero para renovar el guardarropa y podemos decir, lo único que quiero es sexo contigo pero no pago la cuenta.

Vuelvo a repetir, lo más interesante de ser mujer, es ser mujer. Y no se trata de radicalismos exacerbados y tampoco de creer que los roles tradicionales son la vía. Y ahí esta lo difícil ¿cómo debemos ser mujeres?

¿O soy la única loca que piensa en estas cosas? Si los paradigmas se han roto y estamos en la época de la reconstrucción ¿por qué no recrearnos? Creo que lo más importante para mi, es ser autentica. Una mujer pensada desde ella misma, sin presiones sociales con valores cristiano religiosos, como tampoco mediáticos, como tampoco desde el punto de vista masculino. ¿Difícil no?

4 comentarios:

  1. tienes el Programa del Taller? me lo podrías mandar porfa? Jose
    mi email es tritrilock@yahoo.com

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  2. Oye Camile, te felicito por este ensayo. Es necesaria una gran mente para observar las propias limitaciones o los "errores" en las propias posturas.

    Este ensayo debe ser publicado, fijate que describes ideas que yo he querido comunicarles a algunas amigas; pero claro, cualquier comentario de este estilo viniendo de un hombre, es machismo....

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  3. Saludos Jose.

    No creo que sea Ensayo, mas bien es como una resena con un punto de vista muy personal.

    Pero que bueno que te gusto. Si te sirve pasaselos a tus amigas, asi viene de una mujer y no de un hombre.

    Gracias por darte vueltas por mi blog, espero que tengas unas muy felices vacaciones y ya sabes.. no hay que aflojarle a eso del ensayo.

    Saludos.

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  4. Amiga... proclamemonos Mujeres Revolucionarias en Crisis por la Autentificacion del Espirito Femenino. Jajajajaja....

    Lo bueno es que estamos en esa busqueda y algo debemos de encontrar.

    Solo que debemos hacer las preguntas correctas para encontrar las respuestas correctas, ahi esta lo dificil..

    Saludos.. la quiero mucho gigantona!

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