martes, 27 de marzo de 2007

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Hoy es martes. Hijole pues tengo mucho que decir, han pasado de cosas muy intensas que se supone me tienen que dar para escribir miles de post y rellenar este blog con reflexiones y reflexiones. Y la verdad es que las palabras no me alcanzan para hacerlo, este cúmulo de emociones solo me da para el mutismo. Es tanto que no se por donde empezar y mejor lo dejo dentro, hirviendo en mi interior.

¡Quién diría eso de mí! Porque se supone que a una carga emocional fuerte mis reacciones deben ser exageradas, emotivas, materia prima para el artista. Pero la verdad es que estoy agotada. Y prefiero quedarme suspendida en el nirvana como me hizo la observación el buen Mefistófeles. Y digo buen porque me dio un fuerte abrazo y un beso en la mejilla, no creí que mi tristeza conmoviera de tal manera al mismo diablo.

Creo que lo que siento solo lo puedo describir de la siguiente manera, es como si me despertara de un dulce sueño para darme cuenta que la vida es una pesadilla. Y esta vez no son mis propios dolores los que me pesan, sino los dolores de los que están a mi alrededor. No es un capricho mi tristeza, ahora tiene fundamentos fuertes que me han dejado apabullada y en shock.

En todo esto reconozco a mi humanidad, acepto mi vulnerabilidad, observo a mi alrededor y me doy cuenta que en el único lugar donde puedo gobernar es mi mente y en este blog.

Ya póngame algo, porque bien que leen… sino tienen nada que decir acerca de esto, pues mínimo un chiste u otra cosa. Porque ya me enfadé de los pésames, es cierto, a veces no tenemos nada que decir, a mi me ha pasado también. Por eso anímense a dejar un comentario equis, se los agradecería.

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