martes, 20 de julio de 2010

Volver, volver, volver

Hace unos días, después de una redundancia situacional y una discusión messengeriana, caí en la cuenta que estoy viviendo un Deja Vú, es decir, actuando dentro de la misma escena, claro que esto tiene sus cambios, la vida siempre está en constante movimiento.

Entonces me ví en la misma situación que hace tres años, bajo las mismas condiciones y el mismo reto a cuestas. Descubrí en ese momento que la vida me está dando una segunda oportunidad. Podría haberme tirado al suelo a llorar, pero decidí enfrentarlo y hacer las cosas como me hubiera gustado hacerlas antes.

Y estoy feliz. Al fin se acabó un sentimiento tormentoso que me duro dos años. Y ya no tengo reproches, y me encanta que estemos reconstruyendo una relación con una buena amistad, y que ya no me ponga histérica por todo. Que los que no eran mis amigos, jajaja, ahora son mis amigos, y que puedo pasar una tarde viendo películas, colándome en sus cumpleaños, bebiendo cerveza nacional con una tranquilidad y estima como se dan pocas veces.

Mis amigos ahí siguen, los viejos y los que hice en el camino, con los que puedo compartir infinidad de cosas y aprender de ellos. ¡Mi música rara! Mi amor por está ciudad llena de opciones, el estrés, mi relación de amor odio con mi trabajo, el despertarse temprano, la alberca clorada, el ejercicio... etc.

Y antes de hablar de cosas tristes o mencionar una faltante, le pongo fin a este post.
Estoy agradecida por las segundas oportunidades, aunque es una presión fuerte saber que no puedo volver a fallar, aún así, me siento bien y en paz.

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