martes, 29 de junio de 2010

En paz

Estoy varada en alguna parte del mundo, hoy me tocó esperar. Lo bueno es que existe la tecnología y no me siento tan aburrida. Una notebook e internet pueden hacer que una espera larga sea más placentera, a pesar del sueño que tengo y el frio. En fin.

Al menos me da un momento para volver a mi blog, para registrar las emociones o pensamientos de estos momentos, digamos que es como el eterno describir entre yo y mi circunstancia. Es bueno tener un espacio para poder decir lo que se me pegue la gana, y lo mejor del caso es que como nunca ponen comentarios, me siento más libre de hacerlo.

Es preciso aclarar que puedo cometer errores en este post, ya que escribo con la carga de tener sueño y no poder dormir, y arrastrar un día atareado con poca comida y mucho estrés.
Y a pesar de eso ¡Carajo qué bien me siento! Es que, para mi es increíble sentirme libre, en equilibrio. Siempre había algo o alguien del que tenía que huir. Algo que tenía que añorar y no podía controlar. Alguien a quien reprocharle, alguien a quien extrañarle. Hoy no existe cosa así, bueno casi no existe cosa así jajajajaja.

Pero me siento bien porque he liberado (o me he liberado) de reproches, de ansiedades, a varias personas y hoy, con toda la naturalidad y normalidad del mundo puedo entablar una conversación o tener una frecuencia. Ya no espero nada a cambio, o más bien, lo que yo quería a cambio. Las ofensas, las faltas ya no me duelen, y al contrario, creo que ahora se siembran cosas más genuinas.

No es fácil enfrentarse a un juicio que se articula con experiencias anteriores, esos siempre son más válidos que los prejucios, y por mucho, más difíciles de enfrentar. Pero creo en la evolución, aunque no parezca, en la capacidad de siempre hacer las cosas mejores. Y qué bueno, que para ciertas cosas tengo esa oportunidad.
Es difícil creerme, tengo esa mala fama de nunca hacer lo que digo, no cumplir promesas, y menos pagar apuestas. Pero me siento diferente, como si algo se hubiera perdido o modificado, y en vez de hacerme daño, al contrario, me hace sentir más fuerte y sobretodo, en paz.

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