miércoles, 2 de junio de 2010

El diablo es demasiado asusto y me volviò a engañar. Perdì como suelo hacerlo desde hace tanto tiempo.

De nuevo me enfreto a la caja en blanco del blog. Las làgrimas a escondidas a media noche, las canciones tristes, los mensajes sin responder, y con ese dolor caracteristico que me da en el corazòn.

No sè por què, cuando necesito a la gente es cuando menos se aparece.

Es triste ver que si diste lo mejor que tenìas, como siempre, te quedas en ceros.

Me quedo sola, llorando, triste, tratando de resolver el asunto yo solita. Solo por la tonterìa de involucrarme con alguien, de darle mi tiempo, mi espacio, mi cariño.

Es que le jure a Dios que jamàs iba a llorar por otro hombre, pero la tentaciòn del diablo fue muy fuerte.

Hace tres años por estos dìas me encontraba llorando la misma pena, pero con diferente nombre. Prometì que no iba a cometer las mismas tonterìas que tiempo atràs, y aunque me cueste no lo voy a hacer.

Aunque me adorne con palabras, como me dicen, creo que el cariño que doy es valioso.

Pero asì es la vida, los demàs deciden si lo toman o lo dejan.

Y otra vez la moneda cayo por la cara de la soledad.

Para él nunca fui suficiente, ¿pero que podìa esperar de alguien que no dejaba de ladrar a los cuatro vientos que era un egoìsta?

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