viernes, 2 de febrero de 2007

Cosmotips.

Últimamente una idea como pelotita de plástico, rebota de un lado a otro en mi mente. Por mas que intento atraparla no puedo, altanera brinca del lado racional al sin sentido. La idea encarna una pregunta ¿Qué seria el ser humano si se atreviera a manifestar su lado aberrante y reconocer sin prejuicios lo más bajo de su ser? No es una invitación al libertinaje, sino aceptar que a veces sentimos y pensamos cosas “grotescas” (nótese las comillas) como la soberbia, la envidia, la vanidad, el morbo, la avaricia, la gula… todo aquello que representa un exceso.

Me explicare: aceptar que soy tremendamente vanidosa y coqueta me pone en una situación vulnerable de recibir juicios sobre mi actitud, desde los más sutiles a hasta los graves insultos . Pero esta vez lo asumiré aunque parezca un ser aborrecible y hasta en cierto grado, irreal. Hoy quiero hablar sobre mi particular punto de vista del arte de coquetear.

La coquetería como la define Milan Kundera en la novela La insoportable levedad del ser, es una invitación al coito pero sin garantía. Digamos, un arma de seducción y provocación al otro. La coqueta trata de comportarse como una autentica lolita, sus maneras son sutiles pero cargadas de una fuerte carga sexual. Para ser coqueta no se necesita ser tremendamente bonita, creo que más bien, es una estrategia de caza de las mortales. Lo digo así porque no creo que las verdaderas Venus como Sofía Loren, Maria Félix o Marlyn Monroe necesiten más esfuerzo que su presencia. En cambio las mortales, como yo, que pocas veces brillamos, necesitamos crear un aura para vernos atractivas, lo que muchos llegan a considerar como actitud.

Se puede hacer una distinción entre las coquetas pasivas y las activas. Las primeras son aquellas que lanzan mensajes a la nada, esperando a quien alguien las capte. Las activas, en las que me considero yo, son las que hacen obvios los mensajes y a veces con la puntería bien enfocada. Solemos ser escandalosas.

Si tendría que dar un consejo para llegar a ser una coqueta profesional apuntaría que es bueno aprender el arte del baile. El baile desde el principio de la humanidad, representa escénicamente el apareamiento entre un hombre y una mujer (claro, no se descarta que esta practica pueda ser usada entre personas del mismo sexo). La danza disciplina al cuerpo para ser rítmico y coordinado, habilidades que se practican en el acto sexual: la sincronización con los movimientos de la pareja. También define roles, es el macho quien guía a la hembra, aunque cabe aclarar que no siempre es así. Requiere también de movimientos que nos hacen ver estilizados, seguros de nosotros mismos y picaros.

La coqueta es una observadora por excelencia y una estratega de vocación. Se debe de estudiar muy bien al objetivo para definir la estrategia. No es lo mismo abordar a un hombre desconfiado a uno que se presta al juego desde el principio. Aunque se puede decir que una de las reglas básicas consiste en provocar a que esos machos alcen el pecho y muestren el ego. Cuando en una conversación él comienza a protagonizar se puede pensar que hemos dejado de ser el centro de atención, sin embargo habla de que estamos cerca del éxito, ahora él se está vendiendo a ti. Por ahí dicen que no hay hombre que se resista a la adulación.

No es lo mismo ser una descarada que una coqueta. La primera raya en la vulgaridad al presentarse como cheque al portador, la segunda se hace la interesante. En el momento en que se ve demasiado comprometida, recula. Obedece al principio femenino de quien quiera su azul celeste que le cueste. Además que la coquetería es un deporte, juegas y juegas, pero no por ello te lo debes de tomar muy serio. No importa que caigas en concepto de las calienta-boliers. Arriesgas cuando quieres , otro principio del rol, la mujer escoge.

Sin embargo hay que hacer cierto tipo de aclaración, la coquetería es la antesala para conseguir una pareja pero no te asegura absolutamente nada. Puedes haber causado una impresión sin precedentes en algún hombre pero no quiere decir que te considere a futuro. Las fiestas y el alcohol no son un buen lugar para conseguir una pareja más que de una sola noche, como tampoco en el juego de poderes, que se manifiesta en elacto seductivo. No es una buena brújula, una vez existiendo un vencido y un vencedor, la magia se termino.

Son otro tipo de factores el que te aseguran un noviazgo o una amistad, y por ellas no me pregunten, no las he logrado entender. En mi casi cuarto de siglo he sumado CERO en la columna de las relaciones serias. Sin embargo me he divertido mucho jugando a la coqueta.

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