domingo, 9 de abril de 2006

México en polémica.

Uno de los efectos de dormir por las tardes es que te puedes levantar con un tremendo dolor de cabeza y así continuar con tus actividades hasta que llegue la hora de dormir, a veces hasta las dos de la mañana. Otro es que tus actividades pos-siesta terminen antes de lo esperado y te veas en la necesidad de irte a dormir sin poder conciliar el sueño, personalmente detesto la segunda, ya que la mente entra en una especie de psicosis y no deja de pensar, al grado de convencerme que en ese estado es cuando se me ocurren las mejores ideas.

Lo mismo sucede en las charlas, las mejores ideas de cada cerebro se hacen presentes y suelen acompañarse de un café, una cerveza, un cóctel, un smothie: cualquier elección es buena si se trata de disfrutar el momento y traer a la mesa cualquier tema que cause polémica.

Existen tres temas a los que las conversaciones no quieren llegar pero terminan tocándolos: la religión, la política y el fútbol. No conozco otras aristas, quizás se le cuelen el arte, el cine, la literatura, el sexo o las parrandas, de acuerdo al status del grupo que decida platicar.

Sin embargo hay un tema en especial que vuelve loco a cualquier parlante, la decisión política para elegir al próximo Presidente de la Republica Mexicana. Y el tema no es de gratis, se le encuentra en cualquier medio electrónico o cualquier discusión cotidiana.

¿Será la vieja guardia del PRI a quien le toque llegar al poder? ¿Será verdad que la opción política mas viable es apostar por la derecha del PAN y continuar con el progreso neoliberal cuajado en 1994 con la firma del TLC? ¿O quizás debamos apostar porque la izquierda, bueno así se llaman, llegue por primera vez a gobernar el país?

Fue el seis de julio del 2000 cuando el panorama político Mexicano comenzó a creer que la nación se dirigía hacia el estado más puro de democracia. Al alternativa de la derecha ganó la silla presidencial, el Congreso de la Unión se pluralizó de Partidos Políticos y tuvo un protagonismo importante, la macroeconomía se estabilizó y hasta la fecha no se ha sufrido una crisis eminentemente grave como el “famosos error de diciembre”.

También la opinión pública ganó su derecho a la libertad absoluta de expresión hasta parodiar y llevar al terreno del espectáculo y la nota roja a la política. Los asesores y el marketing político se transformaron en una rama rentable, porque el supuesto cambio democrático fue producto de la venta de la imagen y el carisma de un candidato, más allá del terreno de las propuestas y la forma de gobierno.

Los efectos de aquella campaña política exitosa del seis de julio comienzan a tener sus repercusiones en la nueva forma de hacer campanas políticas en México. Antes del año electoral las precampañas hicieron gala de su aparición: desde definir al mejor militante para abanderar el partido, hasta los escándalos políticos. Léase: El desafuero contra Andrés Manuel López Obrador y el “complot”, la riña política entre Madrazo y Elba Esther Gordillo, el triunfo de Felipe Calderón sobre en aquel entonces Secretario de Gobernación, Santiago Creel; entre otros indirectos que han afectado como “El gober precioso y la pedofilia de empresarios textileros” “los video escándalos de Bejarano” , “el desencanto amoroso de Rosario Robles”, “ el segundo piso del DF”, “el protagonismo de la Primera Dama, Martha Sahagun”, “el seguimiento jurídico a los Bribiesca-Sahagun”. “la píldora del día siguiente” etc etc.

Si hacemos memoria histórica y memoria mediática, podemos encontrar que han sido años rentables para las cabezas de periódicos, pero entre tanto aberrante hecho hay uno que últimamente me sobrepasa, además de la aprobación de la Ley Televisa, es el acto de infundir el miedo.

Comerciales televisivos, cadenas vía mail, panfletos, profetas apocalípticos han aparecido en escena sobre una opción que no defiendo y tampoco simpatizo, El rayito de Esperanza, López Obrador. La causa de mi enojo es que traten de acorralar a los votantes desde el absurdo. Díganme por favor si será posible algún día México vuelva al comunismo, que comulguemos con las teorías de Hugo Chávez y Fidel Castro, que en vez de colgar a los héroes de la Patria el 15 de septiembre prefiramos ver a Lenin, a Marx, Trosky, Stalin en los sourvenirs nacionales, eso es imposible!!

Revisemos por favor la historia, el Partido de la Revolución Democrática surgió tras un enfrentamiento de intereses entre Cuahtemoc Cárdenas y el PRI, que el primero se refugio en los movimientos rebeldes sociales aún con vida de la tradición socialista, lo demás lo conocemos, no se dejo llegar al poder a la nueva fuerza política y conocimos a Salinas de Gortari el menos querido de los Presidentes Mexicanos.

Por ende, las bases políticas de la opción se nutrieron de ideas comunistas, pero a la fecha ¿son todos sus militantes discípulos pródigos de Marx? AMLO cambió de partido por un conflicto similar originado en Tabasco contra Madrazo, se refugió en el PRD y se lanzó por el puesto del ejecutivo en la capital de la República, trabajo que anteriormente fue facilitado por Cuahtemoc Cárdenas y su equipo en los que se incluye a Rosario Robles, ellos fueron quienes ganaron esa trinchera política.

El candidato de la esperanza supo aprovecharse de los escándalos políticos y librarnos de la mejor manera para que su popularidad subiera en las encuestas y estuviera donde está, peleando por la silla grande. Hizo gala del populismo, a mi punto de vista, como acciones de precampaña; un político sabe a donde quiere llegar y cual es la manera de hacerlo.

Y acaso ¿El recargado Poder Legislativo Mexicano dejara gobernar a AMLO? Fox sabe bien quienes pusieron piedritas en sus botas de charol ¿por qué tendría que ser diferente? Ahora, es cierto que México ya liquido una deuda con el Banco Mundial ¿pero cuantos otros más compromisos económicos y políticos no hemos firmado? ¿Acaso los imperialistas aceptarían de buena gana que decidiéramos cerrar fronteras y pasarnos los acuerdos por el arco del triunfo? Jamás.

Ya lo dijo un amigo, las cosas difícilmente pueden cambiar y no vamos a elegir un nuevo régimen de gobierno sino el estilo que deseamos ser gobernados. Entonces queridos gurus de la mercadotecnia política, no lleguemos a los extremos como Bush, que a través del miedo justifiquemos actos ilógicos. Informen a la gente, no la asusten.

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