La carta que se tragó una ballena

Tengo la impresión de que nadie me lee. Este blog dejo de ser el vínculo con varias personas. Los he visto pasar desde la estación, y me dicen adiós. Nunca sé si regresarán o a donde van. Y no voy a clausurar este blog por si alguna vez se preguntan por mí. Creo que es un lugar neutral donde pueden encontrarme, aún si quieren pasar a saludar o solo echar un vistazo anónimamente.

Mi blog ahora es el inmenso mar virtual donde lanzo cartas en botellas. Quizás alguien desde algún lugar lejano me responda, y de esa manera sienta que hay alguien que sabe de mis sentimientos. Quizás esas cartas se las pueda tragar una ballena o perderse en el fondo del mar. Pero aún tengo esperanza, me lo dió un reportaje de la televisión. Y creo que es mejor que estás palabras sigan su cause a quedarse encerradas dentro de mi cabeza.

Puede ser también que este llamando a alguien a gritos desesperados. ¿Se podrá llamar a alguien si hacerlo directamente? Es decir, sin tener que escribir un mail, enviar un sms, o hacer una llamada. ¿Se le podrá llamar a través de los sueños, de los pensamientos, evocando recuerdos?

Quiero pensar que sí. Aunque no estoy segura que en este mundo existan cosas como esas. La realidad es más concreta y más límitada de lo que a veces quisiera. Creo que para poder sobre llevarlo existen los sueños, los anhelos, la imaginación y la memoria. Lugares neutrales, a nuestra completa disposición donde podemos recrear la vida que deseamos tener.

Pero son solo escapes. Al final creo que las cosas intangibles dejan más vacíos que las cosas reales. Como esta carta que se tragó una ballena y nunca tuvo una respuesta.