domingo, 23 de diciembre de 2007

La historia del chico del pub

¿Cómo nos conocimos? Pues por poco casi no nos conocemos. Esa noche sin sospecharlo, la estaba viviendo al filo del destino, cualquier otra decisión y las cosas seria completamente diferentes, pero no lo son, y está es la historia…

Eran las siete de la tarde y yo estaba en un gran dilema “salir o no salir”, esa era la cuestión. Por un lado tenia a un amigo en casa lanzándome serias advertencias –no salgas está noche, te va ir mal. Y por un momento titubeé creyendo en su sexto sentido, pero por otro lado, ya tenia dos planes hechos y todavía tenia que darme a la tarea de cancelar uno. Al final opté por salir con un viejo amigo, con el que sabia que al menos iba a tener una noche cómoda.

Pasó por mí y optamos por cambiar el lugar, preferimos bebernos el cover y nuestra opción más cercana era un pub. Hicimos una parada en un Oxxo para comprar cigarros y ahí caí en la cuenta que no dejaba de pensar en la advertencia de mi amigo, sin embargo, un ligero pensamiento me hizo sonreír, albergué la ilusión de conocer a alguien y en palabras menos románticas, quiere decir ligarme a ver a quien. Pero deseché inmediatamente el pensamiento, en primer lugar porque iba con un amigo, y obviamente no se van a acercar bajo presencia masculina y dos, acababa de salir de una relación difícil y desgastante, y creía que lo mejor era tomarme un tiempo.

Llegamos al pub sin posibilidades de quedarnos, entramos y no había mesas, como ya era tarde decidimos tomar una cerveza y luego pensar en otro lugar. Lo bueno fue que no nos movimos de la barra y en cuanto dos borrachos se vencieron nos quedamos con sus lugares. La noche transcurría sin mayor sobresalto. Por más que le tomaba a la Minerva Malta, no se acababa. Le di una vuelta con la mirada a quien veía y me encontré con una que otra cara conocida. Teníamos a nuestro lado a un extranjero que le servían coronas, a pesar de que nos habían dicho que se agotaron y a otro más, que se molestaba porque no entendía porque pagaba 150 pesos por dos cervezas.

La platica era buena, la cerveza era buena, la música era buena, una buena noche sin mayor sobresalto, pero de pronto las cosas cambiaron. Vi como un tipo de camisa roja se acercaba a la barra y hablaba con el DJ, me llamó la atención y no tuve mas atino que expresar –mira que cosas buenas hay por aquí- mi amigo se rió. No conforme con eso, le anuncié a mi compañero que lo iba a abordarlo, a sacarle el nombre.

Pasó una vez, no me animé. Pasó otra vez, no pude, pasó una vez más y tampoco. Y me rendí y el chico de la camisa roja dejó de pasar. Ni modo, no sería la primera vez.

Pero se le acabó su tanda de música y volvió. Mi amigo lo abordó, le dijo ¿qué le pides al DJ? Y empezaron a conversar, inmediatamente traté de unirme a la plática. El tipo en cuestión resultó ser amable y sociable, gracias a las cervezas que traía de mas (ahora eso lo sé jajaja). Por lo que se interesó en nuestros nombres, nuestras ocupaciones y nuestros gustos musicales. Una vez satisfechas sus dudas, se volvió a perder.

Ya eran tres cervezas Minerva Malta las que traia en el estómago por lo que decidí ir al baño. A la salida, en el lavabo de junto, estaba el chico de la camisa roja. Pensé – o te tiras a matar, o aquí se pierde cualquier posibilidad- y lancé una pregunta, la más inteligente qué hecho en mi vida -¿tu qué o que? Y lo que recibí una respuesta obvia -¿de qué?, y para ese momento ya tenía una pregunta, tonta, pero era una, -¿Qué tanto le pides al DJ? La música fue lo que nos acercó, yo ni en cuenta quienes eran “esos con una cortina hecha de ruido y la melodía al fondo” llamados My Bloody Valentine y él sin saber, quien era Hooverphonic y su “stereo sound spectacular”, pero inciamos una charla.

En medio de aquella platica me pidió mi teléfono, me reí, le dije ¿crees qué te voy a creer que me vas a llamar, ni siquiera te has de acordar cómo me llamo? Me dijo, Selene. Me quedé perpleja, no tuve que repetir mi nombre de nuevo y por eso le di mi teléfono. Luego fue mi Messenger, juro que hice changuitos para que lo anotara bien. Se sentía aquello increíble, no podía creer que estaba otra vez preparada para la batalla, sabía que tenía que volverlo a ver.

No fueron más que 15 minutos y nos despedimos. Cerraron el lugar y me largué a dormir. Eran las 10 de la mañana, prendí la computadora, y ahí estaba, su contacto, lamentablemente offiline pero ahí estaba.

De ahí, la historia es larga… muy larga. De ahí siguieron las citas perfectas cargadas de muchas anécdotas. Como la vez que caímos en un festival de cine católico y que la película fue tan emotiva que tuve que correr al baño a llorar. Como nuestro primer beso en la segunda cita en el Bar Calavera. Como la primera vez que vino a ver una película y lo invité a quedarse a dormir y no sabía si era una proposición sexual o solo una invitación. Como la vez de David Lynch y las coronitas del Ke Pues. Como la vez que el Playlist nunca funciono. Como la vez que después de un día estresante me refugié en un abrazo suyo… como tantas y tantas cosas.

Ya era 25 de noviembre, habían transcurrido 22 días dede que nos conocimos. Estábamos juntos en medio de una fiesta. Yo sentaba en sus piernas y entonábamos una canción. Me miró a los ojos y me dijo –Are you going to be my girl? Respondí, Yes I want to be your girl.

El tiempo pasó volando. Aun no puedo creer que este con el chico del Pub… y que sienta por él un cariño muy especial, diferente, nuevo… porque mi amor con él no duda.

Creo que llegó en el momento adecuado. Yo sé como se siente la soledad, yo sé a que sabe el desamor… y por eso hoy valoro muchísimo a la persona con la que estoy y la relación que tengo que es tan especial, tan transparente, tan mágica… que como dice José Alfredo Jiménez “Cuando me debía el destino que contigo me pago”

Antonio, tu sabes que no soy maga y tampoco vuelo… ni como la de Olivera y ni como la de Oliverio… pero sabes, con tu amor estoy aprendiendo a levitar, como la de Topete. Gracias por quererme como soy y por dejarte querer por está chica freaky. Te Quiero.

Y abajo la declaración de amor al puro estilo Calamaresco…..

4 comentarios:

  1. Sólo puedo decir algo por el momento: I´m a fuckin´ lucky man.

    Gracias preciosura hermosísima por compartir tu tiempo conmigo, y como ya te dije, no dejas de sorprenderme y cada día te quiero más. Un pedacito de Oliverio para ti:

    ...¡ Que delicia la de tener una mujer tan ligera..., aunque nos haga ver,
    de vez en cuando las estrellas! ¡Que voluptuosidad la de pasarse los
    días entre las nubes...la de pasarse las noches de un solo vuelo!
    Después de conocer a una mujer etérea, ¿puede brindarnos alguna
    clase de atractivos una mujer terrestre?...

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  2. Mi amor...gracias por tus palabras.

    Y sabes que es lo mejor.. bueno, cosa que ni siquiera deberìa de importarnos.. que ciertas personas se mueren de la envidia...

    TE ADORO

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  3. aaaaaaaaaayyyyy qué bonito. La pantalla derrama miel.

    saludines

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