martes, 9 de enero de 2007

Volver

“Tengo miedo del encuentro con el pasado que vuelve a enfrentarse con mi vida. Tengo miedo de la noche que poblada de recuerdo encadenan mi soñar. Pero el viajero que huye tarde o temprano detiene su azar. Y aunque el olvido que todo destruye haya matado a mi vieja ilusión, guardo escondida una esperanza humilde que es toda la fortuna de mi corazón. Volver…. Con la frente marchita, la nieve del tiempo le aclaro mi cien. Sentir… que un soplo la vida que veinte años no es nada que febril la mirada errante entre a sombra te busca y te nombra…”


Lo que escribí y comparto con ustedes, es lo que sigue después de la primera entrada del coro de la canción “Volver” que simulan que interpreta la Penélope Cruz en la última película que dirige Almodóvar y quien la canta en la vida real es Estrella Morente (Gracias al Deyvid por ésta información). Entonces yo regresó cantando Volver.

Muchos se preguntaran ¿cuál es el problema en que esta morrita se vaya de vacaciones dos semanas y regrese más melancólica que nada, para que tanto show y no únicamente regresar y ya? La verdad seria más fácil así, lo sé, pero si no hubiera acto sencillo que se convirtiera en complejo, entonces esta no seria mi vida.

Regresar a vivir a la casa de tus padres por dos semanas para mí no es tarea fácil. Empezando porque tienes que cargar con una maleta procurando lo indispensable, dormir en una cama que antes era tuya pero ahora te provoca insomnio los primeros días y que decir de las malditas almohadas que me causan dolor de cuello, llegar a soportar unos grados menos y yo tan cobarde para el frío, olvidarte del Internet en casa, mucha más de las computadoras. Comer tres veces al día, tener televisión con cable, ir a dormir a las 10 de la noche, olvidarte del cine, el antro, el bar. Usar tus piernas como medio de transporte y lo peor del caso, revivir el pasado.

En esa casa (enorme a comparación de la mía) viví parte de mi niñez, pero especialmente mi adolescencia. Se ha dio modificando con el tiempo, estoy por cumplir 6 años fuera de casa, pero hay cosas que no cambian de lugar en mi recamara y aquí comienza la melancolía.

Lo primero con lo que te topas al entrar a mi cuarto es con mi retrato a todo color cuando cumplí quince años. Era yo toda una princesita y si buscamos ese vestido en el closet ahí va estar junto con el de graduación y mis vestidos de fiesta. Y uno se pregunta ¿por qué no sigo cabiendo en esos pinches vestidos? Si si, la cadera, las bubbis etc etc. Me sé el cuentito. Luego abres los cajones y oh sopresa: fotos, fotos y más fotos. De cuando eras bebe, niña, una porkyadolescente, una anorexiadolescente. Y ves en ellas gente que en la vida te vas a volver a topar.

Después uno se puede encontrar con tarjetas, cartas, recaditos sellados con amor eterno. “Siempre seremos amig@s, eres mi mejor amiga, juntas forever y bla bla bla”. Para saber que a la mayoría no le hablas porque ni sabes donde viven y la otra mitad ya te caen gord@s. Lo más pero lo más chistoso, es que en esos tiempos ya escribía sobre mis problemas existenciales y románticos. No tenia blog pero lo hacia en mis libretas jajajaja. Y lo mejor fue darme cuenta que era popular, lo peor es que todas las cartas de mis amigas decían “supera esa crisis”, fui muy dramática de adolescente. Iiuuaacc jajaja.

Lo tremendamente divino son los cassettes!! Esas cosas que ya parecen raras en comparación del CD y más del Ipod. Mi música era Cardigans, The Cranberrys, Shakira, Alejandro Sanz, Garbage, Korn, White Zombie, Jeans, Mercurio, Beatles, The doors. Hasta eso que me combinaba También los famosos compilados de los éxitos del momento. Y acordarme que lloraba con algunas rolas, bueno confesare que volví a llorar con una de Sanz. ¡Soy una cursi!

Encontré el libro que te dan en tus Quince años trufado con un billete de a centavo de nicaragua, dos tarjetas de presentación y una mini tarjeta; todas esas cosas me las dio un ex amor platónico (creo que el más guapo de todos hasta ahorita) que la verdad me dejo por ser extremadamente mocha y no era precisamente una amiguita así la que buscaba. Pero en fin, por su tremenda belleza me enamoré del primo de los niños malos del pueblo. Ahora lo encuentro más gordo, más naco, más desarreglado, con barba, piercing e igual de looser como siempre.

Y puedo seguir relatando que tantas otras cosas me encontré y que me hicieron sentir. Era como raro, estaba buscando en todo eso a la que se me olvida que un día fui. Con sus sueños, ilusiones, miedos, fuerza, expectativas. Y la verdad es triste reconocer que por ahora disto mucho de ser quien deseaba ser en algunos aspectos, porque por otro lado, lo que enseñan los años es muy valioso y hay un gran avance. No soy más la provinciana que vive en su mundito y puedo reconocer que más allá de los dramas de adolescente, fui muy pero muy feliz.

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