miércoles, 6 de septiembre de 2006

Espasmos después del Adiós (¡Grande Cerati!)

“Olvidarte, olvidarte incluso es más difícil que aguantarte, si extraño tus enojos y tus celos sin razón, como extrañar tu cuerpo en mi colchón”. Así le canta Ricardo Arjona al amante que se le fue y tiene razón, lo mas difícil de olvidarte es olvidarte.

La cuestión es sencilla, le pedimos al cerebro que borre de nuestra memoria algo que deseamos pero en el fondo no queremos olvidar. ¿Digo, será justo mandar al carajo momentos especiales? ¿Es bueno privar a mis recuerdos de la tranquilidad que me daba estar enredada en tus brazos, de mi obsesión por besarte cada cinco minutos, de la sensación que quedaba en la yema de mis dedos cada vez que acariciaba tu cara, de la sorpresa de verte llegar, de la tristeza de tener que despedirte, de tus llamadas, de tus mensajes, de tus palabras? ¿Qué me ganaría con olvidarlo? Creo que pierdo más.

Entonces ¿cómo callar a los recuerdos, si cada vez que me empeño evadirlos, te recuerdo? Aunque suene cursi o más bien a U2, no puedo vivir contigo pero tampoco puedo vivir sin ti, por mi afán de evocarte. La complicación está en que debo de acatar algo que no quiero, que debo de hacerme a la idea que no vale seguir apostando por tener contigo una relación que no puede ser. Aquí me diría Walter Rizo que el amor sin dependencias es aquel que procura la libertad del otro ¿te sientes asfixiado en mi memoria? No entiendo por qué no te puedo seguir queriendo así no más, sin pedirte nada a cambio ¿Será por que los amantes somos egoístas? ¡Cómo le hizo Jesucristo para seguir amando a aquellos que lo crucificaron!

Pero la verdad es que no te voy a olvidar, porque no quiero. Desmascáremos el cliché, no se trata de privarnos de algo para caer en lo mismo (Como en la película, Spotless for a Sunshine Mind). Querido Arjona eres un falso, para poder seguir con tu vida no es necesario que la borres ¡no podrás! Realmente lo que necesita uno es desenamorarse, mirar al objeto del deseo con ojos de amistad… ahí esta lo difícil. Tampoco se trata de matar al amor, eso nos convertiría en asesinos de algo humanamente sublime, más bien de transformarlo.

Bien ahora la tarea se me aumentó al doble, aprender a vivir con mis vivencias pasadas y al mismo tiempo transformar las ganas por pura contemplación. Al amante se le desea, al amigo no más se le contempla ¿cierto? La verdad no sé porque me meto en tantas complicaciones, si esto fuera más fácil…

Pero ya aprenderé a no tomar tan rápido, a no comer tan rápido, a no fumar tan rápido, a no entregar el corazón casi completo tan rápido.

2 comentarios:

  1. Debo admirtir que al leer este blog me sentí identificada en la lucha constante por no admitir lo que siento, lo que aún lastima... la interminable transición entre amante y expectadora.

    Esto es la vida y asi es el amor y no nos queda más que luchar por mantener viva la esperanza.

    Gigantón.

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  2. Estoy segura que no hay nada que no seque el tiempo o la distancia. Aceptar lo que uno siente es el ppcio... como dije no se trata de matar nada sino de transformar.

    Asi es querida...el corazon es sabio, sabe sanar pronto, solo no lo enganemos.

    Abrazos.

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