domingo, 20 de agosto de 2006

Mi cumpleaños.

Falta casi un mes para mi cumpleaños, es el 18 de septiembre. Nunca tuve una fiesta infantil digna de recordar con payasos, magos, muchos niños, aguinaldos ostentosos, piñata y un pastel con un betún realmente empalagoso; sin embargo me festejaban aunque fuera de una manera sencilla y así ha sido hasta ahora.

N inguno ha sido memorable, presiento que hay algo de falso en los días de “tu cumpleaños”. La premisa es que tiene que ser muy especial. Es casi una grosería olvidarlo y pronto nos convertimos en un osito rosadito apapachador exclamando vivas, cantando las mañanitas, abrazando y deseando un feliz día y le aumentamos un “que te la pases increíble”

¿Pero pasármela increíble yo? No way… soy de las que se deprimen el día de su cumpleaños y no porque sea del tipo “odio las cosas cursis inventadas por el mercado para obligarnos a consumir en nombre de un sentimiento sublime” sino al contrario, las disfruto. Pero también dentro de esta tensión existe un elemento que provoca que haya tantos anticumpleañeros y es el exceso de atención que se suele tener de ese día, esa es la parte que me gusta mucho más.

Bien voy a ordenar las ideas, en efecto no tengo nada contra el “día especial” y tampoco contra “el exceso de atención” pero aún así me deprimo ¿por qué? Es sencillo, al no haber ninguna aversión sobre el hecho soy de las que quisiera que esa fecha en efecto sea super-mega-hiper-califragijili-especial.

El 18 de septiembre es estresante porque únicamente estoy al pendiente de quién me felicita, cómo lo hacen, qué me dicen, si se acuerdan, si me regalan algo o sino, quién es el primero en hacerlo, si se entera todo el mundo etc; todo relacionado con la necesidad de atención. Quiero ser el centro y vivirlo de manera intensa, pero oh sopresa! Soy una en miles de millones que cumplen años ese día y suele ser como cualquier otro y la dinámica del mundo no cambia nada porque es mi aniversario y la edad dicho fríamente, es solo un dato estadístico.

Pero todavía me jode más la famosa “fiesta”. No recuerdo un cumpleaños en el que diga “tengo la plata del mundo para armar la super fiesta” jajajaja y entonces la posibilidad de armar un festejo pretencioso no existe y es frustrante. Y ¿por qué? En cierta parte la mayoría lo espera, es como un deber social y es una buena oportunidad para obtener el famosos estatus social. Omitiendo la fiesta, se omite uno de los preceptos más sagrados del “día de tu cumpleaños”, el festejo. Y como son todas estas cosas, a mayor ostentosidad mayo grado de intensidad.

Y si le sumamos que suelo ser el anfitrión del tipo “ ansioso” al pendiente que todo salga bien, que haya suficiente alcohol, que tenga buen ambiente, que no destruyan mi casa, que la música no moleste a los vecinos, que el lugar sea el apropiado, que haya buena comida, que todos lleven con todos… entonces eso me truena!

Además que hasta ahorita no he hablado de la reflexión existencial que se cocina en el interior por haber cumplido un año más, eso también asusta. Te levantas ese día, miras al techo, te haces consciente que eres más viejo que ayer y tu vida te pasa en unos nanosegundos acompañado de un sutil schock. Empiezan las preguntas duras: ¿qué hecho a mis tantos años? ¿He conseguido lo que he querido? ¿Voy bien o mal con mis planes? ¿Cuál es la ruta que debo de seguir? ¿Soy feliz? ¿Seré feliz? ¿He cumplido con las expectativas a esta edad? Claro se interrumpe con la primera llamada o mensaje de felicitación pero ese sentimiento se carga durante todo el día, digamos, se llama angustia.

Mi cumple este año va a caer e Lunes por lo que los posibles festejos se van adelantar y ese día no me quedará mas que el recuerdo de un fin de semana alcohólica y festivamente intenso, porque va ser como raro felicitarme cuando se tiene que gritar “Viva México” ( el 16 de septiembre). También cabe la posibilidad de que lo olvide, alguna vez lo hice, abrí los ojos mire a la ventana y lo sentí como cualquier otro día hasta que mire el calendario y caí en la cuenta que tenia que empezar mi angustia existencial por ser mi cumpleaños.

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