sábado, 5 de agosto de 2006

Apuntes de una soltera.

Con todo mi cariño a Elisa, Sandra, Yunuen, Marce y todas las mujeres solteras que me rodean.

Los mexicanos o para ser precisa, los mexicanos que me rodean a diario, tenemos muy poca imaginacion para saludarnos. Solemos besar la mejilla, abrazarnos y preguntar ¿Cómo estas? Casi al unísono y rematar con un bien gracias. Ritual sencillo que no ofrece mayor información de cómo va nuestra existencia. Pero si ese saludo se dirige a una mujer joven por parte de alguna amiga o tía que han permanecido alejados, automáticamente se le suma otra pregunta que depende sus circunstancias sentimentales anteriores ¿todavía sigues con fulanito de tal? En caso de haber tenido novio o la otra posibilidad ¿ya tienes galán?; ¿Pero por qué no preguntan por sus estudios? ¿Por su trabajo? ¿O si por si ya practica la última rutina de ejercicio que combina yoga, pilates y tai chi?

Y si eso resulta incómodo que se puede decir cuando una chica soltera se topa con un aspirante a pretendiente que se acerca tímidamente a preguntarle por su nombre, su edad, si estudia o trabaja y una vez que concluye la rutina básica de preguntas viene un juego de frases comunes que se compone de la siguiente manera ¿tienes novio? ¿Y por qué no? ¿Tus amigos han de estar ciegos por qué me parece que eres muy bonita? Para esos momentos ella hubiera mejor deseado contestar con un –si tengo- sobre todo porque ingenuamente le preguntan por las razones del por qué no. Creo que si a las solteras se les vendiera un diagnostico que les mostrara los motivos por los que están solas, me atrevo ha afirmar que ese negocio seria más exitoso que los productos OmniLife.

Es que parece ser que para la sociedad en la que vivimos una de las principales aspiraciones de las mujeres jóvenes es estar enroladas en un noviazgo. Las bisabuelas aconsejaban a las abuelas que lo correcto era aprender lo más pronto posible las labores del hogar para casarse jóvenes, como se usaba en aquellos tiempos. Ahora los consejos de las madres a sus hijas son, terminar el nivel más alto de estudio al que se pueda tener acceso, trabajar por un tiempo y casarse a una edad razonable para evitar los riesgos durante la etapa del embarazo. Y si el fin es el matrimonio ¿entonces la soltería es un síntoma que anuncia que sino apresuramos el paso quizás se nos vaya el tren?

Si las mujeres o para ser más precisa, las mujeres jóvenes que me rodean, dejáramos los asuntos del emparejamiento a la casualidad y reduciéramos nuestra preocupación por ello, creo que emocionalmente estaríamos más tranquilas. Y la frase “soy soltera” evocaría solamente lo que es “estoy sola” y no “estoy fea, estoy gorda, soy poco agradable, nada simpática, el amor no se hizo para mi, mejor me hago lesbiana, estoy pagando un karma etcétera, etcétera, etcétera”

Nuestra ingenuidad permite que otros lucren con el miedo a la soltería porque no es de “a gratis” que la mayoría de las conversaciones entre amigas se tornen en auténticos debates que sus argumentos se ven alimentados por las enseñanzas de las telenovelas mexicanas, los consejos de los programas para el corazón que se sintonizan en la radio, la cantidad de revistas femeninas y literatura de superación personal que adornan los estantes aunado a los consejos de hechicería de la bruja blanca a la que consulta tu tía.

Me resulta absurda la cantidad de energía que se pierde buscando al “príncipe azul” y no es que yo considere que no es bueno tener una pareja y vivir la experiencia, sino que aun siendo mujer me veo sorprendida por las de mi propio sexo porque buscamos obsesivamente estar con alguien aunque eso implique que perdamos libertad de movimiento al caminar, que nuestro tiempo se empate con la agenda del otro, que nuestra autoestima sube o baje dependiendo de la cantidad de atención que nos da nuestra pareja, que tratemos de explicar a fondo nuestros sentimientos a alguien que los puede entender pero no comprender y pasemos a la siguiente fase de documentación, la que nos dice como retenerlo.

Ahora, a los hombres o para ser más precisa, a los hombres que me rodean, el asunto del tener novio o no, solamente resulta relevante a la hora en que desean pretender a una fémina, porque lo irónico es que esta absurda obsesión solo tiene sentido en el mundo de las mujeres, cuando compiten entre ellas.

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