domingo, 27 de agosto de 2006

Los días horribles.

En el Calendario Azteca también se preveían los días aciagos, que eran como los malditos y de mala suerte, la gente se resguardaba en sus hogares, si nacía un bebe por esa fecha se le predestinaba un futuro de muy mala suerte como terminar siendo alcohólico, vicioso, holgazán, etc. Y según cuentan las costumbres el mal augurio se cumplía y esa persona llevaba una vida de tormento.

Lo anterior es solo un dato cultural que quiero compartir porque el termino aciago (adverso, duro, nefasto) me ha seguido muy de cerca por estos días. Sobre mares catárticos de noches sin fin al vaivén de olas de alcohol bajo una neblina provocada por la fumarola en mi garganta; he navegado acompañada del poco tino, la desilusión, los remordimientos, la impotencia y la tristeza.

A pesar que ciertas ilusiones tratan de despejar aquella precipitación que se ha instalado en los ojos, el desamor me carcome. Mi dignidad como siempre, se me perdió en alguna esquina cuando trataba de virar a la izquierda o debajo de la mesa a donde fueron a caer todas esas lágrimas que derrame por una madrugada entera.

Por más que he tratado de pintarme los labios con sonrisas placenteras, ponerme lentes oscuros para no contagiar de tristeza y llenar la cabeza con las ideas maduras e inteligentes, aún no logro convencer a mi sentimiento que no se pinte de dolor, el plan de emergencia me lo sé de memoria, no es la primera y ni la ultima vez que voy a decir adiós.

Ya sé que lo que me recomendarían es que me cosiera un cierre en la boca, me mutilara los dedos y me quedara sin gesticulación para nunca decir lo que quiero y lo que pienso porque incomoda, pero no soy así, nunca he podido reservarme los sentimientos y aunque esos me valgan juicios muy severos.

¿Qué es lo que quiero? En estos momentos solo pido que sean capaces de decírmelo a los ojos, que me expliquen la razón por la que me incluyeron en los planes, porque nunca me hablaron de lo que sentían, porque tuvo que ser así… despedidas sin adiós y yo sola con mis miedos, con mi duelo tratando de encontrar cual fue la razón porque la que después que me regalaron el cielo me entierran en el infierno. He dado demasiado no lo espero todo, solo lo justo.

Lo sé, voy a apurar estas líneas porque el tiempo se me agota. Voy a ponerle un enorme paréntesis a mi existencia, a entregarme al mutismo, a largarme, a desaparecer. Hasta que lo vomite todo porque de algo estoy segura, yo si sé empezar de nuevo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario