No puedo hablar,
es más ni siquiera pensarlo.
No sé si quiero gritar o llorar,
o solamente quedarme como un observador detrás del aparador.
Hoy encuentro al final del pasillo,
con un miedo tremendo de pedir ayuda.
La paranonía ya se hizo presente
y mi esquizofrenía sigue los gestos y frases de la gente.
De nuevo siento que la vida me pasa muy pronto
y que no la puedo atrapar en mi red de mariposas.
Quizás es porque el cambio ya se dió, y el cambio lleva a otro cambio y los cambios nunca terminan.
Sé que no debo de confiarme mucho del camino en el que ando,
pero ya dudo de las decisiones que tomo.
No me rehuso a seguir, pero aunque lo haga mil veces, todavía no soy valiente.
Está vez sere humilde, sé que soy más fuerte, pero no dejo de tener miedo.
Y hoy necesito engancharme a una ilusión, porque sino, me caigo.
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