Soy como una ola,
a veces arriba, a veces abajo.
Pero siempre llego a la orilla.
Después de las mareas
sólo me queda el remanso quieto
los rayos del sol sobre el agua,
y mi eterna locura por la luna.
Soy como una ola,
tan impredecible y peligrosa
pero siempre llego a la orilla.
Siempre acabamos llegando a la orilla, solo que los caminos hacia ella son difíciles... y húmedos (lo que no tiene que ser necesariamente malo, depende de la compañía).
ResponderEliminarAbrazos