lunes, 18 de agosto de 2008

La Cartita

Por fin ayer tuve en mis manos a “la cartita” que estuve esperando por meses, está vez no falló el sistema de correo sino las oportunidades de cazarla. Mientras venia por carretera, porque tuve que viajar muchos pero muchos kilómetros -que son mucho menos de lo que viajó esa carta- iba pensando en el titulo de este post, se me ocurrió titularlo “About the human love”, pero al final me decidí por un título más concreto y le puse la cartita.

Aunque no lo crean estudié comunicación y sé que los títulos son importantes, solo tienes 3 segundos para enganchar al lector y ya los agoté. El caso es que les voy a contar la historia acerca del amor humano que hay en “La Cartita”.

A Jugarte ya lo conocen, aunque ni siquiera lo haya conocido yo. Es como mi hermano mayor y algo así como el amor imposible de mi vida. Es chileno y estamos por cumplir casi 3 años de amistad. A la distancia en que estamos, la relación se ha mantenido por chat, sky-pe, mails, blogs y llamadas por teléfono. Y es una relación fuerte y sincera a pesar de comunicarnos por estos medios virtuales.

Sin embargo, ayer que me entregaron las pelis chilenas que me mandó y la pequeña nota que escribió, tuve una impresión más cercana sobre él. Me emocioné mucho al imaginarme que lo que yo tenía en mis manos él ya lo había tocado, y cuando vi su letra sentí que conocí algo más profundo y humano.

Estas pueden parecer tonterías pero como dice la Riggen “prefiero ser cursi a quedarme sin nada”, me permití sentir bonito. Y sé que con ello puedo desafiar a cualquier escéptico. La cosa es sencilla y al mismo tiempo maravillosamente humana, mientras haya dos personas en cualquier parte del mundo dispuestos a compartir y a construir una amistad, la cercanía se va a fraguar.

Este tipo de cosas son las que me hacen sentir orgullosa de mi manera tan extraña de enfrentar al mundo. Tengo el privilegio de contar con un gran amigo y una amistad original, porque me di la oportunidad de confiar, escuchar, apoyar, querer, respetar, acompañar, conocer y admirar a otro ser humano con el que tengo una afinidad enorme. Esto va más allá de los convencionalismos, y no me cansó de decirlo, es la prueba latente que el amor existe.

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