lunes, 12 de junio de 2006

El paso de Tecuala.

La fiesta del día anterior terminó a las seis de la mañana del siguiente día. Con más voluntad que ganas me levanté a las once de la mañana para ver el partido de la Selección Mexicana vs. Irak, es casi un deber civil apoyarlos y los dos goles al menos me despertaron.

Cerca de la casa de mi amiga existe el paraíso perdido para los desvelados “El paso de Tecuala”, centro botanero estilo nayarita. Llegamos y desde la esquina ya se olía la cocina. Entramos y por lo general uno no se encuentra con caras bonitas o rostros amables, sin embargo se promociona como un lugar familiar.

Nos sentamos y enseguida nos trajeron una cubeta llena de cervezas Pacifico bien frías y el primer plato de camarones en agua chile, que no son mas que camarones crudos curtidos en jugo de limón, con pepinos en cuadritos y chile verde. Probé la gloria! Mientras nos tomamos las cervezas seguían desfilando las botanas; totopos, pescado zarandeado, pescado frito, más camarones en agua chile y más pescado frito.

La estancia fue amena, comiendo, platicando y escuchando música. Programamos la rockola para tocar discos poco conocidos en ese lugar y mientras nadaba en alcohol, fumaba y cantaba a todo pulmón “matador” supe que el Paso de Tecuala es una extensión del cielo aquí en la tierra.

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