sábado, 18 de febrero de 2006

Eva en el paraíso perdido

Mi existencia deambula bajo el infinito abismo de la nada
y es el brillo intenso de tus pupilas quien me pone rostro.

Mientras me recorres con tus ojos a pausas ofuscadas,
Me desprendo de pudores, corduras y serenidades.

Soy la ilusión etérea de la sustancia que llevas en la venas.
la Eva en el paraíso perdido de tus bajas pasiones,

Mi cuerpo febril es el instrumento de tus placeres,
que busca el alarde gemido de tu éxtasis anunciado.

Me entrego a ti con las resignadas certezas
que mañana no estarás y yo, me desvaneceré.

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