sábado, 18 de julio de 2009

El amor engorda, los frees adelgazan.

Amores con sobrepeso, frees bulímicos.

Siempre me han importando las relaciones humanas y sinceramente pierdo mucho el tiempo en eso. Me obsesiona observarlas, escrudiñar en ellas, diagnosticarlas y concluirlas. Lo hago desde mi perspectiva, de las experiencias que voy teniendo, con ayuda de los consejos que ido recolectando de amigos y de libros. Por eso confieso que este post no es más que un vómito de lo que he vivido hasta ahora.

Primera parte: El amor engorda.

¿Mis experiencias con relaciones serias de pareja? Solamente una, hace ya un año. Me enamoré y parecía como dice un amigo “como cabra en una tienda de cristalería”. Soy intensa y yo hice de esa relación una cosa seria. La viví muy rápido, le concentré todas mis energías y fui feliz. Di lo mejor que pude como supe hacerlo pero cuando terminó, de considerarme la novia perfecta pasé a ser la peor pesadilla de las ex novias, todo lo que hice bien lo eché a perder.

En cuanto se acabó salió lo peor de mí; sentí celos, insulté, acosé, restringí. Y me tardé la misma cantidad de tiempo en invertir en una relación que en destruirla. Todos los conflictos que viven las parejas cuando están juntas, yo los experimenté separada. Fue como abrir una gran cloaca y hubo dos cosas de las que me di cuenta. La primera fue que nunca tuvimos una comunicación efectiva, yo hablaba, decidía, pensaba por el otro; y la segunda, que soy una mujer aprehensiva, me gusta tener el control, imponer mis juicios y ser terca en ellos.

Casi igualito como la mayoría de relaciones de pareja que conozco. Nos decimos enamorados pero mentimos, herimos y somos egocentristas. Nos invaden los celos, cometemos faltas de respeto, nos volvemos dependientes y al final todo termina en relaciones meramente destructivas. Él que pega primero, pega dos veces pero la venganza siempre es dulce, y siguiendo con los lugares comunes, lo mejor son las reconciliaciones. Y así nos vamos, engordando al amor.

Un amor con sobrepeso es asfixiante. Un día amas, al siguiente odias. Hacemos responsable al otro de nuestra inseguridad, inmadurez y frustraciones emocionales. La comunicación se pierde en orgullos lastimados, berrinches y falsos perdones. No quiero ahondar en el punto, conocemos varias relaciones así. El resultado es triste, seres incapaces de tener relaciones sanas y codependientes.

Segunda parte: Frees bulímicos.

Un día una amiga me dijo: -¿no te has dado cuenta que te puedes acostar con el que quieras?; y tiene razón. No quiero sonar vanidosa pero si en este momento yo quisiera tener sexo rápido solo me basta revisar la pequeña libreta negra, escoger un número y pedirlo a domicilio. Hasta tengo menú: por edad, tamaño, ocupación, estado sentimental, etc. No soy la chica con la que todo mundo se quiera acostar por su físico pero entiendo muy bien la frase aquella que dice “la moral se disuelve en alcohol” o la de “jálale la cola al diablo”.

No soy ninguna moralista y los frees para mí son una buena idea para apagar fuegos y suplir necesidades inmediatas con remedios caseros. Lo mejor, con cero compromisos. Pero hay que ser inteligentes, se debe separar el corazón de la cama porque sino te metes en otro tipo de relación destructiva.

Un amigo me contó que prefería evitar las relaciones free porque luego son muy conflictivas. Las chicas comienzan a exigirle cada vez mayor atención, se sienten con el permiso de hacerle berrinches y concluye diciendo “a veces creen que acostándose contigo piensan que tienen una oportunidad de tener una relación seria”. A mí no ha sucedido, quizá termine siendo su mejor amiga pero novia jamás, los chicos lo toman diferente. Puede que piensen –mira que libertina tan moderna, pero para nada la novia que le presente a mi mamá-.

Un free es un free. Reglas básicas: cada quién su vida, no hacer preguntas de la vida privada, no verse muy seguido, no llamar al siguiente día, que dure poco tiempo y la regla de oro, prohibido enamorarse.

¿Y qué hay de malo con los frees? Si tienes muchos y no te cuidas, enfermedades. Si tienes necesidades afectivas, codependencia. Si no te gusta el compromiso, relaciones huecas y promiscuidad. No evadamos el hecho que todas las relaciones humanas con encuentros frecuentes crean relaciones afectivas, distorsionadas quizás, pero crecen.

Y los frees son como el atranco de la noche pasada, luego viene la cruda y no tienes con quien ir al cine al día siguiente. Es por eso que los frees adelgazan.

Tercera parte: Las 4 C

Siempre he pensado que mis discursos sobre las relaciones suenan a libro best seller, y eso que los odio. No creo que ésta vez sea la excepción, pero a base de las malas y buenas experiencias que he tenido durante los dos últimos años, pensar sobre el asunto, y porque no decirlo, llorar como Magdalena que compite por desbocar el río Éufrates; llegué a mis propias conclusiones, sea cual sea la relación que emprenda en un futuro se va a basar en los siguientes principios: conocer, compartir, confrontar y conciliar.

Conocer. Vivir la oportunidad de escuchar al otro. Permitirle que se exprese tal cual es, y aceptarlo. No inventar lo que quiero ver en él, o esperar a que sea diferente. Interesarme en sus pensamientos, miedos, expectativas y comprenderlo.

Compartir. Ser honesta con él. Procurar una comunicación efectiva, sin berrinches. Tengo un amigo al que siempre le hago berrinches y termino diciéndole –perdón por actuar de esa manera pero estoy aprendiendo a decir lo que pienso, solo que aún no sé cómo decirlo bien-. También promover la confianza, el respeto, y la solidaridad.

Confrontar. La palabra favorita de otro amigo. Si hay conflictos es porque algo no está bien y tarde o temprano va terminar por explotar. Es de valientes enfrentarlo, no evadirlo y no pensar que solos se pueden solucionar. A veces se deben amarrar orgullos, dialogar lo más serenamente posible. Aquí se repiten otras cosas, escuchar al otro y comunicarse bien, y lo mejor es establecer compromisos para solucionar las cosas, no falsas promesas.

Conciliar. El duro ejercicio de perdonar. De empezar de nuevo, de olvidar. Domar egos heridos, respetar los compromisos, y desprenderse de las malas situaciones. Es la lección más dura que me ha tocado aprender. Perdonar es amar, perdonar es dejar ir.

Creo que no sólo aplica a las relaciones sentimentales, sino a todo. Sino suman dos entonces no es una pareja, y existen los números pares que se repiten hasta el infinito. Es bonito concluirlo, lo más difícil es hacerlo realidad.

Una de las cosas que aprendí cuando leí un libro sobre creatividad, es que a veces hay buenas ideas que solo funcionan en la mente de quién las produce, el reto consiste en bajarlas a la realidad, y ahí no todas sobreviven.

Lo único que tomo por certero es que tengo la oportunidad de experimentar, si funciona será un problema menos, sino tendré que regresar a pensarlo de nuevo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario