lunes, 8 de febrero de 2010

Soy una Alfonsina.

Aún no cruzo del puente del sueño por lo que puedo decir que hoy mañana sigue siendo ayer. No únicamente por una condición física, sino que el mañana se parece al ayer, innegablemente. Y quizás lo sea porque a lo mejor no he tenido el suficiente valor para renunciar completamente al pasado. No he sido lo bastante cínica o inteligente para dejar que mi ayer sea un cuadro precioso casi de ensueño que cuelgue en mi casa, tal como quise o en el fondo todavía lo deseo. Me empeñado en hacer un hoyo en esa pared en forma de ventana para poder observar lo que realmente pasa.

A veces me pregunto por qué no cerré los ojos y me fui. Por qué no me conforme con un final feliz inventado, hasta lo pude escribir yo misma y repetirlo mil veces hasta creermelo, hasta que eso se haya vuelto la verdad.

Me duele, todavía me sigue doliendo como la primera vez. Siento una frustacción enorme por no poder cambiar mis sentimientos. La pérdida aún sigue siendo latente, todavía no encuentro el motivo para cambiarla por una resignación, y con ello llegar a una trascendencia.

Fui una ingenua, soy una Alfonsina.

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