La hoja en blanco, las manos calientes, la vista cansada. Con ganas de salir pero con voluntad de no hacerlo porque no hay camino, ergo, no hay destino.
La novedad embriaga pero la soledad ahoga. En cielo vuelan como ráfagas de colores aquellas cosas que más quise. Iluminan el universo, aluzan a la esperanza, aquella que me prometió que volverían en el tren de las seis.
Abro los ojos sin querer todos los días a las 5:45 de la mañana y pregunto ¿ya es mañana? no es que tenga prisa, es más no sé contar el tiempo. Tarde, temprano, muchos minutos, pocos; la verdad me da igual. El tiempo es relativo, lo que no, es lo que persigo y no alcanzo en este instante presente.
También el lugar es relativo. Ya sea en la punta de una estrella, el fondo oscuro del profundo océano, debajo de las cobijas de mi cama o en la silla en la que ahora escribo; la puerta para la fuga siempre está abierta, por eso estoy y no estoy. Vivo dentro de mi cabeza, en un mundo casi virtual.
Pensamientos varios es la etiqueta que le pondría a mi cerebro. Pienso, me pienso, te pienso, pienso al mundo. Pienso sobre los sueños, pienso sobre las personas, pienso sobre Dios, pienso sobre mí, sobre la historias que me cuentan, sobre las historias que podría contar, sobre mis dos neuronas y sobre el amor.
200 mil frases componen mi discurso. Cuando hablo las palabras van tejiéndose entre ellas al azahar. Hace eco esa voz, que primero resuena mi cerebro y algunas veces en mi boca y pocas menos en mis dedos. Digo lo que pienso, lo que otros quieren escuchar y lo que les desagradaría que pronunciara, pero lo hago y me odian tantas veces que me gusta que me odien.
Se agotaron los minutos. Se termino la página.
Camille se va….
demasiado melosa...como que a ratos llego a creer que estas enamorada... pero despues me acuerdo que eres una chica demasiado inteligente para enamorarte de pendejos que no valen la pena, y me siento frente a la compu, y me quedo mas tranquilo.
ResponderEliminarYo también...
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