La vida es un largo camino, que la recorre mejor aquel que viaja con menos equipaje. Eso es lo único que sé hasta ahora, la única lección aprendida.
Para Año Nuevo se contagia una fiebre de limpieza, de tirar todo aquello que no sirve para darle espacio a las cosas más útiles. Y eso me dió para reflexionar acerca de mi cuarto.
El closet, los cajones, todo alrededor está lleno de cosas. Cajas, bolsas, ropa, aretes, cassettes, papeles, tareas de la universidad etc etc. Y de aquel universo, lo único que realmente uso es un 5% de ello ¡Casi nada!....
Sin embargo cuando tomo la bolsa negra para tirar y deshacerme de lo que no necesito, opto mejor por acomodarlas mejor que deshacerme de ellas, me da miedo tirarlas... porque tienen un valor sentimental o porque creo que un futuro las voy a utilizar y es mejor tenerlas ahí.
Y no dudo que mi cuarto se parezca mucho a mi cabeza o a mí corazón. Con un montón de cosas, afectos y personas que ya no necesito. Quizá me cueste tirarlas porque soy muy aprehensiva, o tengo miedo de quedarme sin nada.
¿Pero de qué me sirve guardarlas? Como humana tengo condición de nómada, como mujer naturaleza de fugitiva, como ciudadana sueños de migrante.. y voy a cargar con todas esas cosas?
Hoy pensaba que las cosas y las personas son importantes en su momento. Uno camina junto con la evolución del tiempo, con los lugares, con la edad. El largo camino ineluctablemente está lleno de encuentros y despedidas, uno sólo conserva lo más especial o lo que va a servir para siempre, como la familia.
Hay que deshacerse de las cosas y de las personas a tiempo y sin remordimientos. Uno vale por lo qué es, no por lo qué tiene. Las mieles del pasado se guardan en la memoria, y son un dulce impulso para el presente aunque ya no estén. Son inmortales en el corazón y la cabeza. El pasado nos define. El presente es lo más importante, y no lo digo con el sentido optimista sino real. El ahora es el que nos forja y el que escribe el ayer. El futuro siempre es una proyección que parte de un antecedente, pero es un azahar, no lo podemos controlar.
Lo que digo no es nada nuevo, es un lugar común. ¿Y entedemos de verdad los lugares comúnes? Quizás por eso son tan usados porque son como certezas colectivas, y luego se convierten en principios de vida. Pero regreso, ¿de verdad los entendemos? Yo no lo hacía hasta ahora.
Creo que lo único que me hace falta es el valor jajajaja... y llevar a la realidad este principio de vida. No veo porque temer, con la muerte uno se deshace de todo, hasta de su propio recuerdo. Es hora de dejar las cosas especiales en el corazón, para que le den cabida a las que realmente se usan, aunque sean personas.
No es una cuestión de frialdad, es de practicidad. Me hubiera gustado entenderlo hace tiempo atrás y no perder tanto el tiempo acomodando y guardando cosas que lo único que hacían era asfixiarme. Pero quizá esa sea mi forma de aprender.
Bienvenida la bolsa negra, los pepenadores están de suerte.. tengo la disposición de soltar muchas pero muchas cosas.
Aunque me convierta en una viajera sin equipaje.
Les dejo una cancioncita de 8 min.. jajaja... Mr. Bob Dylan, Rolling Stone.
Año nuevo.. retos nuevos.. está de moda lo nuevo!!
ResponderEliminarPero lejos de eso.. es emocionante no?
Le mando un abrazo.
Gracias siempre por sus palabras tan atinadas!!