domingo, 18 de noviembre de 2007

¿Qué jodidos David Lynch?

Estás es la historia de una provinciana que vino a la gran ciudad y conocío el mundo, bueno, parte del mundo porque guanatos no es el ombligo del universo, aunque algunos se lo crean. Y entonces, descubrió que existían otros canales en la televisión aparte de Televisa, que la música que sonaba raro se podía disfrutar, que Hollywood no es el cine en absoluto y que acá se le dicen lonches a las tortas y el verbo ocupar es sinónimo de necesitar.

Ahora, es un intelectual wannabe que insiste en ir a ver pelís al cineforo aunque los asientos estén incómodos. Y hasta la fecha, no se había topado con nada que se le salíera de control hasta que conocío a David Lynch y su más reciente cinta: "The Inland Empire" (leáse con la debida entonación de grandeza)

Aunque suene a una disculpa mediocre, voy a decir la verdad... no tengo nada que decir acerca de la película ( entonces por qué estás escribiendo un post sobre ello Camille!!). No tengo nada que decir, porque no le entedí.

Lo que me queda claro, es que David Lynch no hizo más que manipularme, al igual que la Nikki (personaje de la pelí), me sumergió en laberitos nauseabundos, agotó mi fuerza y me llevó a los umbrales más altos de la desesperación, y no dejé la sala porque tengo fuerza de voluntad y porque es re-bonito ver cine recargada en el hombro de alguien más.

Vaya que mi primera vez con Lynch si fue muy mala, pero ¿a qué creaturita del señor se le ocurre ver una pelícual surrealista tratándo de entenderle? ¿Pretendiendo hacer un despliegue racional sobre algo meramente subjetivo?

Eso lo entedí cuando llegó de nuevo oxígeno a mi cerebro e hice comentarios con mi acompañante sobre la película, imaginamos cuál hubiera sido la reacción de David Lynch si pudiera observarnos al momento de ver su obra y concluímos por unanimidad que estaría muerto de la risa, porque más entiende el que se ríe junto con él, que él que frunce las cejas, como apretando el cerebro para captarlo.

A Lynch, se le puede interpretar pero no entender.

Y como me dijo otro espectador, lo que menos importa en la película es la coherencia, lo que importa es la artículación de la música, la iluminiación, las tomas, la iluminación, el uso de símbolos, la dirección actoral etc etc.

No sé si alguna vez en mi vida le de una segunda oportunidad a David Lynch, pero lo que sí sé, es que después de esto, mi querido y estimado director, no se vuelve a burlar de mí. Porque dejaré las pretensiones afuera de la sala, me fumaré un churro e iré con toda la disposición de tratar de hacer empatía con él.

En fin... as always... regreso al laburo...

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